𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮𝟯

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Él castaño se encontraba caminando por los pasillos buscando al rizado

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Él castaño se encontraba caminando por los pasillos buscando al rizado. Su humor no era bueno, estaba somnoliento y cansado por la falta de sueño. No había podido dormir desde que el rizado lo dejó el viernes en la Universidad. Le había estado mandando mensajes y ninguno le esos mensajes de contestaba, no había recibido ninguna llamada de parte de Yuta el fin de semana. En las noches no podía dormir porque el pensamiento de haber hecho algo mal, algo que habría molestado al japonés, no dejaba su cabeza dándole vueltas toda la noche. Dos días y ya extrañaba las llamadas del rizado basadas en hacer reír al castaño, los abrazos cálidos y los pequeños besos en medio de películas, las charlas de Yuta con la bebé. Soltó un pequeño puchero. Extrañaba demasiado a su rizado.

Luego de minutos de buscarlo, no lo encontró así que se empezó a dirigir a la cafetería. Levantó la mirada encontrándose con algo le partió el corazón en miles de pedazos, sus ojos empezaron a picar.

Yuta se encontraba besando a Rosé, ella
tomaba a Yuta del cabello mientras soltaba ligeros jadeos.

Yuta se percató de la mirada de Xiaojun, pero no hizo nada para alejarse de Rosé al contrario la beso con más fuerza. Eso había terminado de romper el corazón del castaño. Las lágrimas acumuladas empezaron a rodar por las mejillas del chino, en ese momento como si sintiera el dolor de Dejun la bebé empezó a patear con fuerza.

- Lo sé, también me duele-le dijo entre sollozos-, pero vamos a salir adelante sólo nosotros dos.

Odiaba lo que sentía en el pecho en ese momento, quisiera poder regresar al momento en que ambos se odiaban, el tiempo en donde no le importará lo que le pasara al rizado, donde no tenía ningún sentimiento hacia Yuta.

Sin levantar la mirada se fue de allí, y estaba у seguro que a partir de ahora eran solo él y su bebé. Quería con todas sus fuerzas que solo fuera una fea pesadilla.

- Creo que hay que parar-dijo el rizado alejándose de Rosé quitandose la saliva que se encontraba en sus labios.

- Me alegra que hayas recapacitado- le dijo mientras se arreglaba la ropa—. Estaba segura que solo te quiso atar con un bebé que tal vez ni sea tuyo.

Él rizado arrugo su frente, queriéndole gritar cosas. Ella no tenía el derecho de hablar de Dejun y su hija de esa manera, ni de sacar argumentos falsos.

- No me importa que tengas un hijo- enredó sus brazos en el cuello de Yuta-, puedes dejarlos para ser solo tú y yo.

- No, Rosé-la apartó molesto—. No tienes el derecho de hablar así de ellos. ¿Sabes qué? Vete a la mierda.

- ¿Perdón?-exclamó molesta-, ¿Entonces para que me besaste?

-No entenderías-notó el rizado. No pensaba contarle nada a ella.

𝙐𝙣𝙖 𝙡𝙡𝙚𝙜𝙖𝙙𝙖 𝙞𝙣𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙙𝙖 [YUXIAO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora