𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

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3 años después

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3 años después.

Ruan Nakamoto, nació un sábado del mes de noviembre. En el momento que estuvo en los brazos de sus padres abriendo sus manitas y cerrándolas, Dejun sabía que había valido la pena todo lo que habían pasado porqué ahora tenían una familia. Durante esos tres años hubo llantos, días sin dormir bien, regaños, pero eso no equivalía a los momentos en que miraba a las dos criaturas durmiendo junto a él y eso le llenaba el pecho de un sentimiento cálido. A los tiernos momentos en que Yuta llegaba de la nada y le decía lo precioso que era y lo largos besos por las noches.

Ruan había sacado los ojos cafés del castaño, algo que Yuta había adorado, los castaños rizos de Yuta y los adorables hoyuelos, la nariz de Xiaojun. Se parecía más al japonés que de Dejun y eso no le molestaba al castaño ya que la pequeña claramente había sacado su forma de ser. Siempre se enojaba por todo.

Cuando Ruan cumplió su primer año, el rizado propuso que se mudaran a una casa más grande con más habitaciones puesto que Yuta ya se había incorporado en la empresa de su padre. Así que a los pocos meses se mudaron a una casa con más habitaciones, con un gran patio trasero. Dejun había disfrutado en pintar y planificar donde iría cada cosa.

El castaño estuvo andando de un lado Para otro sin descanso, puesto que era el cumpleaños número dos de la pequeña Ruan. Quería que todo saliera bien, pero estaba empezando a retractarse ya que estaba agotado de ir corriendo por todos lados. Debió de escuchar al rizado y no hacer una gran fiesta porque su pequeña no lo recordaría cuando fuese más grande, pero el castaño de terco le insistió en la fiesta hasta que canso a Yuta, saliéndose con la suya.

Sonrió cuando miró de lejos como el mayor batallaba en peinar a la pequeña. Le había dejado lo peor al rizado, ya que la pequeña berrinchuda no dejaba que le cepillaran el cabello. Si fuera por ella estaría bruja todo el día, pero Yuta adoraba a esa pequeña diablilla, la consentida en todo. Todos sabían que Yuta amaba mucho a su pequeña hija.

Miró de reojo cuando alguien entró al patio encontrándose con Yangyang y su pequeña hija en brazos de este.

-¡Feliz cumpleaños!—exclamó Yang envolviéndola en un abrazo de oso hasta que la pequeña alejó al taiwanés.

-¡No quiero!-chilló Ruan.

-¿Así que no quieres tu regalo? — preguntó mostrando una bolsa de regalo. La menor se puso de puntitas alzando los brazos para poder alcanzar su obsequio.

—¡Tío!-hizo un puchero jalando la camisa del ojimiel. Dejun negó. Sabía las tácticas de su pequeña para conseguir las cosas, lo sabía porque siempre pasaba con Yuta en cambio él no caía en esos pucheros y tiernas caras.

𝙐𝙣𝙖 𝙡𝙡𝙚𝙜𝙖𝙙𝙖 𝙞𝙣𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙙𝙖 [YUXIAO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora