Consecuencia

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Ya habían pasado varios minutos fuera de la estación, varios minutos apoyado en el vehículo mientras miraba a los transeúntes pasar con normalidad, llegando a cansarse como tener el impulso de entrar, acción que no realizó al tener que atender su móvil que empezó a vibrar en su bolsillo

- Diga - demandó, observando ahora al joven bicolor salir del coche y hacer señas con su mano, avisando que iría por su compañero

Por otro lado, mientras más escuchaba al contrario hablar desde la otra línea, su poca paciencia y buen ánimo bajaba, frunciendo su entrecejo al final

Cortando la llamada, guardó su celular dentro de su bolsillo, enderezando su postura al ver a los policías salir

- Listo, nos vamos - comunicó el bicolor, entrando al vehículo al igual que los demás

El trayecto fue pesado, no por el hecho de que fuera largo el paradero, era más por parte del cenizo y el azabache. El bicolor ya estaba inquieto pero, se estaba empezando acostumbrar a ese tipo de atmósfera, en cambio, el más alto estaba más serio de lo normal y el cenizo simplemente tenía en mente todo lo que le había contado cierto pelirrojo

Al llegar, ambos policías trazaron un plan, siendo que se harían pasar por posibles clientes, avisando al azabache que no dijera nada y mantuviera el margen, escuchando un simple "entiendo" por parte de este

El lugar era bastante normal si lo pensaban: los letreros neón que eran opacados por la luz solar del día, dejándose ver poco atractivos al igual que la fachada pero, por dentro era diferente, ya que se podía apreciar una alfombra de un rojo granate extenderse desde el inicio hasta el final, unas mesas elegantes con arreglos florales que aún siendo sencillos, eran acertados en el lugar, al igual que una barra circular extensa estar en el centro, acompañada de estantes con bebidas alcohólicas y algunos taburetes cercanos, dejando al fondo un escenario amplio con reflectores y luces.

Se pensaría que era un local comercial muy común, uno donde posiblemente podrías relajarte y pasar el tiempo, mas la realidad era otra.

- Disculpen, necesito nombre completo - solicitó la joven frente al mostrador con una voz cansina, usando una blusa blanca con chaleco negro, falda corta y tacones rojos, pasando su vista hacia los jóvenes mientras sostenía un bolígrafo - Si no tienen una reservación, tendré que pedirles que se retiren -

Antes que cualquiera de los dos policías pronunciara palabra alguna, la mirada de la joven se iluminó al ver entrar al azabache, cerrando de un golpe el libro frente suyo, logrando llamar la atención de estos al ver tal acto y el como su mirada pasaba de ellos

- Sero, ha pasado tiempo - cruzándose de brazos, imitó el mismo movimiento con sus piernas, recostando su peso en el asiento - ¿Vienes por la propuesta del jefe? -

Haciéndose paso entre los jóvenes a la vez que ignoraba sus miradas, se acercó lo suficiente al mostrador, abriendo el libro ante la atención de la joven

- No es asunto tuyo - pronunció tajantemente, logrando que la contraria le viera con una mueca, mostrando su descontento - pero sí vengo a verlo -

Un claro bufido se presenta, pasando ahora su vista al libro, revisando las páginas en busca del nombre del joven, pasando página por página pero terminando en nada

- Pues no puedo dejarte pasar, a ti ni a tus ¿Amigos? - se burló la fémina, posando su mano en la tapa del libro para cerrarlo con una clara sonrisa en el rostro que siendo interrumpida por el azabache quien le tomó de la muñeca, cambió a una expresión más sería - ¿Llamo a seguridad? -

- Podrías... - aplicando algo de fuerza, pudo ver la mueca de dolor que presentó la joven, siendo que esta tiraba su mano en busca de libertad, mas sólo logró afirmar el agarre y el dolor que ello provocaba - pero no te conviene, linda -

¿Qué se siente ser amado...? (SeroBaku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora