¿Y ahora?

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Un tic casi silencioso se hacía presente en la basta habitación, siendo constante por cada segundo que marcaba, acompañado de un golpeteo más arritmico proveniente de un botín de cuero negro.

El ambiente era tenso de cierta forma, aunque más de uno se encontraba tranquilo o indiferente, uno se miraba reacio a tal comportamiento.

- Por ahora... - deteniendo sus palabras al pensar detenidamente el incidente, el hombre mayor frente al escritorio de mármol, se vió obligado a tomar una decisión que sí bien no era la adecuada, era la opción más viable - Todoroki lo llevará a la celda del ala oeste, esto claramente será por el momento hasta que sepamos qué hacer con usted -

Sin objeciones de por medio, el azabache accedió a tal decisión, siguiendo al bicolor en total silencio para dejar solo al cenizo como a su jefe.

- Qué opinas, Bakugou - inquirió, señalando de nueva cuenta la silla frente al escritorio, observando al menor que bien se miraba inquieto, terminó por acceder al pedido

- ¿Qué opino? Realmente, tengo un sinfín de opiniones en la mente - honesto con su jefe, recordó el incidente que había pasado en el templo

Si bien habían esperado una insufrible cantidad de tiempo fuera del lugar por la presencia del más alto, nunca llegaron a pensar verlo arriba de uno de los tejados, lugar donde fue derribado por el impacto de una bala, logrando desequilibrar su cuerpo en el último momento al encontrarse en la orilla, resultado de haber girado sobre sus talones al escuchar su nombre, interrumpiendo así su intento de huida

Ambos policías corrieron en la misma dirección, deteniendo sus pasos al no tener más asfalto sobre sus pies, sólo la vista de un acantilado que era moderadamente alto, dejando su vista en la nada, puesto que no se podía distinguir la presencia del azabache al final de este, sólo leves hondas de agua donde se podía intuir el lugar del impacto

Sin esperar indicaciones del contrario, bajaron por un sendero cercano, siendo cautelosos pero rápidos en la tarea, llegando al final para buscar con la mirada al joven que segundos antes había sido derribado desde tal altura, hecho que fue rápido al verle cerca de la orilla, apoyado en unas rocas mientras tosía en un intento de respirar por el agua tragada

- Sigue vivo... - como un leve murmullo, el cenizo se acercó hasta este, guardando su arma que antes había sacado como respuesta a tal escenario, mirándole desde arriba al tanto que su compañero se acercaba de igual forma

- Y de milagro - completó el bicolor, levantando su cabeza al observar la altura, pasando de ese punto hasta el azabache - Aunque estoy convencido de que te dieron ¿No? -

El azabache que bien ya se encontraba mejor, devolvió la vista al bicolor, asintiendo mientras soltaba una tenue risa amarga, presionando con ambas manos su hombro izquierdo, mostrando el lugar donde fue herido

- De hecho, sólo rozó - aclaró, bajando ambas manos hasta dejarlas reposar en su regazo, puesto que al estar esposadas, no tenía mucha libertad de movimiento - Sólo me dejé caer... -

< El camino más fácil... > pensó, pasando su vista ahora en sus manos

- ¿Debemos suponer que ahora te desean muerto...? - preguntó el más bajo, observándole con detenimiento hasta obtener una expresión, una que fue más que una simple sonrisa que carecía de todo sentimiento, totalmente vacía, como si aceptara su actual situación

Soltando un suspiro algo resignado, miró a su compañero, sabiendo que tenían el mismo pensamiento

- Vamos a la estación, luego veremos qué hacer... -

Pensar que pasaron por tantas cosas en un día, era agotador de cierta forma, más el andar de arriba a abajo, teniendo ahora en mente la existencia de un templo yakuza fuera de la ciudad, cerca al mar abierto y a la nada misma, lugar que seguro ha sido testigo de varias muertes o desapariciones, llegando a ser un excelente cómplice si se lo preguntaban

¿Qué se siente ser amado...? (SeroBaku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora