Dulce

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Ayer se pasaron cuatro horas hablando, solo eso, y SungHoon solo pudo decir: "Creo que deberíamos pensar en como arreglar los horarios y así poder vernos más tiempo."

SungHoon llegó a pensar en ese momento, que todo era culpa de el miserable tiempo. Si fuera por él, estaría todos los días en el departamento de Hee, haciendo cosas que siempre quisieron, pero estaban tan separados. Solo se veían dos veces a la semana.

Pero si son sinceros, nunca llegaban a una solución efectiva, algo que pudiera resolver todos sus problemas. —¿Mañana tienes que quedarte hasta tarde, cierto? Estoy comenzando a odiar tu trabajo.

Al menor le dio gracia el comentario de su pareja, mientras arrugaba sus ojos y nariz en una sonrisa, SungHoon negó con la cabeza, respondiendo a la pregunta.

—Pero esta vez tengo una buena noticia, Seunggi.

Park se levantó del regazo de Lee lentamente. El mayor dejó de acariciar el cabello sedoso del castaño para acomodarse y prestarle atención.

—Jay puede remplazarme, me debe un favor y quiere que quedemos a mano.

SungHoon estaba inquieto, su único amigo cercano iba a tener una charla con los inversionistas, charla en la que se preparó por casi una semana, y Jay solo tuvo dos días para saber de lo que iba a hablar.

Hoon no dudaba de él, le tenía bastante fe.

Y hoy iba a tratar de dejar eso atrás, iba a confiar en Jay y aprovecharía pasar tiempo junto a su lindo novio, Lee HeeSeung.

El mencionado, no pudo ocultar su alegría y se lanzó a abrazar al más alto. Estaba tan emocionado que se puso a besar el rostro del menor, y SungHoon—que sabía que aquello le iba a poner de muy buen humor— solo se sentía ansioso por las cosas que podrían hacer juntos hasta mañana.

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Se hizo de noche bastante rápido y ambos prepararon un poco de comida para una noche de películas.

El azabache le estaba enseñando a su novio cómo hornear galletas. SungHoon aceptó ansioso en aprender junto a él, pero la mayor parte del trabajo la hizo Hee.

—Y... ¡Listo! Ahora hay que esperar media hora por lo menos, y lo demás ya está listo, ¿que te parece si...? ¡Oh, cierto! Ahora que recuerdo, te compré un regalo, o más bien, lo vi en la tienda...—, se dirigió a su habitación mientras iba a hablando.—y dije, "¡Esto se ve como Hoonnie! Seguro le va a gustar."

Se adentró de nuevo a la sala principal, con una caja envuelta en papel de colores y un lindo listón.

Era demasiado solo para algo que había visto en aquella tienda y a primera vista.

Tal vez, lo que decía Jay era cierto.

HeeSeung estaba flechado por SungHoon.

—Es para ti, ábrelo, dentro tiene una carta, luego lo puedes leer, cuando tengas tiempo.

Bueno, una carta más para leer, de las miles que había estado guardando para "cuando tenga tiempo".

Hoon recibió la caja y se encargó de no estropearla tanto al abrirla.

Y para su sorpresa, era un conjunto verde claro, su color favorito. HeeSeung sabía sus tallas exactas—siempre se la paraba preguntando—, porque según él, era necesario.

SOUR TASTE © | 𝖧𝖾𝖾𝖧𝗈𝗈𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora