୧ ׅ𖥔 ۫ Agrio ¹ ⋄ 𓍯

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El momento en el que se dió cuenta que día era, fue demasiado tarde.

En realidad siempre se le hacía tarde.

Podría haber preparado con más anticipación las cosas. Haber vuelto a pensar más de dos veces todo esto. Pero ya no había nada por hacer.

Llegar de nuevo a ese lugar que alguna vez fue llamado "hogar", no fue su decisión, pero no tenía otra opción.

A menos que tome los papeles de la propiedad y se proponga venderla.

—¿Tú cuánto crees que cueste? Siendo sincero, no tengo idea, pero creo que tampoco quiero tener alguna ganancia, simplemente quiero venderla. No tiene sentido tener algún lucro de esto.

Soltó un pequeño bufido, frotándose la cien. De vez en cuando agarraba mechones y jugaba con ellos.

En la otra línea, Jay estaba inmerso en distintas cosas, no estaba dando su cien por ciento de atención a SungHoon, quién se encontraba en su dormitorio, tirado en su cama.

—Sung, si necesitas mi ayuda, yo puedo hacer que una inmobiliaria que conozco la venda a buen precio, porque de todas maneras, ¿a dónde vas a ir luego? Tienes que sobrevivir y ese dinero te puede servir.

Mierda.
Era verdad. Si iba a hacer lo que iba a hacer era necesario tomar las decisiones correctas. Ya tenía en mente ciertas cosas, nuevo trabajo, nuevo estilo de vida, nuevo lugar. Pero le era difícil pensar en un hogar solo para él.

Mierda.

—No lo sé, Jay, ni siquiera sé si estoy en condiciones para mudarme estos días.

Comentó el castaño, aturdido por el pensamiento de sus propios planes. Añoraba con todo aquello. Una nueva vida.

Pero iniciarla era un problema.

—SungHoon, hermano. Necesitas esto, yo más que nadie lo sabe, una casa solo para una persona... eso es de gente ridícula, nadie soporta vivir solo en una casa tan grande. Déjame este asunto a mi, yo te llamaré cuando haya terminado de conversar con la inmobiliaria.

Jay había cambiado su tono de voz, este se notaba más sereno e incluso el ruido que lo acompañaba había cesado. Al parecer ya estaba en su auto, camino a la empresa.

Claro. Solo faltaban dos horas para el dichoso evento. Park aún tenía que alistarse y recoger a HeeSeung.

El azabache no se había negado a la invitación, siendo la primera vez que lo llevaba a cosas como esta. No podemos negar que le tomó tiempo para afirmar que estaba bien con eso, pero se le veía bastante feliz, o eso logró notar SungHoon.

—Está bien, Jay. Muchas gracias por apoyarme. Nos vemos en dos horas.

En la otra línea, afirmando, Jay cortó primero la llamada.

Park decidió tomar un ducha, antes de pensar en que iba a ponerse.

Había acordado llevar un atuendo algo formal y casual con HeeSeung. El patrón de colores o la paleta entera debía de ser colores cálidos, así que iba a llevar algo así. Era lo único que sabía.

Se tomó su tiempo, aproximadamente casi media hora en la ducha. Disfrutando el agua tibia.

Trató de calmar algún síntoma de inquietud o temor que se generaba siempre que tomaba este tipo de decisiones que podrían dar un giro de gran tamaño en su vida. Pero estaba decidido, lo quería tanto, salir de dónde lo habían lanzado sin previo aviso y hoy estaba encontrando una salida.

SOUR TASTE © | 𝖧𝖾𝖾𝖧𝗈𝗈𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora