Capitulo 7

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A veces me preguntó si solo estoy exagerado, tal vez por lo que he pasado no es nada a comparación con las otras personas que pasan por más, pero si es así, ¿Por qué me siento de está manera? ¿Por qué me siento tan mal? ¿Por qué no puedo decir lo que siento y solo lloro hasta secarme? ¿Realmente hay algo en mi o solo soy un simple chico exagerado que se preocupa por nada?
A veces quisiera rendirme y dejar de sentirme así; ya no puedo más..
No importa cuánto lo intente, no importa cuántas veces quiera empezar de nuevo, siempre caigo en el mismo lugar impidiendome avanzar como yo quisiera, simplemente ya no se que hacer con esto a lo que le llamamos "La vida es bella".

Hinata no tenía palabras para describir ese horrible sentimiento de vacío, el siempre decía lo que sentía, no le importaba si era o no el momento para decirlo, el solo lo soltaba sin más, pero ahora su voz ya ni siquiera sale gracias al nudo que se forma en su garganta.
Hinata al llegar a la casa de su tía fue recibido con grandes abrazos por parte de Natsu, haciendo que sus preocupaciones desaparezcan por un instante.

-Natsu, cariño ¿Podrías preparar la mesa? En un momento vamos.
Dijo su tía para alejar un momento a la pequeña.

-¡Claroo!
Contestó Natsu sonriente mientras se dirigía a la cocina.

Mientras que Hinata se quitaba sus zapatos para entrar a la casa, su tía lo esperaba con entusiasmo, al hacerlo Hinata quedó de pie enfrente de su tía y ella habló

-Bienvenido a casa.. hijo.

Su gran sonrisa volvió a dónde pertenece haciéndolo brillar aún más.
Hinata abrazo a su tía lo más fuerte que pudo, para así no perderla nunca más.

Siempre sentí mis pies aferrándose al suelo con fuerza, impidiendome ser libre, o al menos sentirlo, nunca pude sentir el viento fresco rozando mi rostro, nunca pude apreciar los increíbles paisajes desde lo alto, pero hoy, sentí por primera vez algo más que solo el frío y duro suelo de madera.

Hinata nunca durmió tan bien como esa noche, descansó cada músculo de su cuerpo, cada rincón, cada cabello, cada nervio. Si lo vieras dormir de esa manera podrías pensar que esta muerto, pero al llegar la mañana de 9 años atrás y tres días antes de lo ocurrido, el despertó sintiéndose como una persona nueva, ¿Tal vez eso era lo que necesitaba? ¿Tal vez solo necesitaba una única noticia buena en su vida?
Hinata despertó entusiasmado, se vistió y llevó consigo los onigiri que fueron preparados por su querida madre, se montó en su bicicleta y se dirigió a su escuela, para así empezar con su nuevo día, tratando de llevar la mejor actitud que sea posible.

Llegando a la escuela hizo su misma rutina de siempre, parar de golpe su bicicleta, bajarse de un brinco y estacionarla con cuidado de no chocar con las otras que se encontraban ahí ¿Por qué recuerdo tanto detalle? Simplemente ni yo lo sé. Solo lo miraba de lejos y esperaba a que me notará, quería que me viera con esos ojos encantadores y soñadores, quería que supiera que con solo mi mirada viera todo lo que pensaba; y así fue, seguí caminando detrás de el tan silencioso como sea posible, pero gracias a su gran instinto de perro que hay en el, se dió cuenta rápidamente, y así fue como nos vimos tan intensamente como si hubiera sido la primera y última vez que lo hiciéramos.

Varias veces te vi en mis sueños, pero no fue un sueño cualquiera, no, fue un sueño mágico que anhelaba que se hiciera realidad; caminar a tu lado por horas, contemplar el cielo despejado o nublado, viendo tu sonrisa por horas y ver tus ojos brillar una vez más, nuestros cuerpos desnudos uniéndose tan delicadamente haciendo que se forme un eclipse lunar que dure lo que tenga que durar.
No sé desde cuándo empezó este sentimiento que tengo hacía ti, no se cuando, ni por qué, solo se que quiero que tú sientas lo mismo al igual que yo.

Y ahí estaban la luna y el sol formando un gran eclipse.
El blanco y negro formando el Yin Yang.
Juntos brillaban, y cualquier mal curaban.
Hacían al ciego ver, y que el alfabeto lea.
Juntos hacían la paz necesaria para acabar con todas las guerras que pueda haber.

Mis dos cuervitos por fin ya habrían sus alas, para jamás volverlas a cerrar.

El silencio era tanto, que podían comunicarse sin hablar, el silencio era tanto, que se podían entender sin que falten las palabras; y siempre fue así, aquellos dos chicos siempre sabían en que pensaba el otro sin siquiera dirigirse le mirada.

¿Será eso lo que los enamoró?
Solo tengo una respuesta para eso.

Pero es un secreto que se guardan hasta en sus sueños.

El día pasaba con normalidad, pero Hinata lo disfrutaba más que nunca, ya que por fin pudo ver el paisaje en sus ojos, ese paisaje nocturno que tanto le gustaba ver, haciendo que se guarde cada segundo que pasaba.

Un recuerdo de ti   [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora