-XXXVII- Chicas Peligrosas: Parte 7.

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Capítulo 37 - Chicas Peligrosas: Parte 7.

—¡Ya callate! —Gritó Uraraka con todas sus fuerzas.

Se hallaba en su apartamento a solas o algo así. Una vieja enemiga había vuelto y está vez más molesta que antes.

—¿Qué pasa Uraraka-San? ¿Acaso no aguantas el estilo de la Uraraka mejorada? —Preguntó con mucha burla el odioso reflejo que estaba en el espejo de la habitación de la castaña.

La Uraraka mejorada se había hartado de ver los pobres y patéticos intentos de su versión más obsoleta para conquistar el corazón del chico más varonil del mundo.

Deku-Kun.

Se suponía que para estas fechas ella y el peliverde ya serían pareja pero la estúpida de Uraraka siempre se ponía nerviosa al estar cerca del ojiverde.

Cosa que la castaña del espejo odiaba y mucho.

—Al parecer alguien necesita de mi ayuda... Jeje... —Dijo el reflejo con una expresión enloquecida.

—¡No! ¡Aléjate! ¡Tu no existes! —Gritó entre llantos la castaña. Uraraka estaba asustada. Esto era demasiado real para ella. Había llegado de la escuela hace poco.

Todo fue un día normal. Ella y Deku-Kun se saludaron y luego estuvo peleando con Toga para llamar la atención del peliverde.

Cosa que no logro. Pero que estaba decidida a intentarlo mañana.

Pero al llegar a casa la odiosa alucinación comenzó a molestarla. Escuchando su voz en su cabeza y en todas partes.

—¿Asi que crees que soy una alucinación eh? —Preguntó con una sonrisa perversa el reflejo del espejo.

—¡AGH! —De repente una fuerza invisible la tomó del cuello y la levantó del suelo. Su cuerpo flotaba en el aire mientras algo la estrangulaba con fuerza.

Era inaudito.

De pronto el horror se apoderó de la castaña al ver que del espejo empezaba a salir la figura de su Yo malvada.

La sonrisa y expresión perversa de la Uraraka mejorada le daba mucho miedo a la Uraraka verdadera. Pero poco podía hacer si esa fuerza invisible la mantenía suspendida en el aire.

Lo único que le quedaba por hacer era patalear y patalear. Cosa que divirtió mucho a la Uraraka mejorada.

—Qué patética... —Dijo con una sonrisa.

Para luego levantar su mano haciendo que Uraraka se estrellara de espaldas contra la pared quedando pegada allí como si una fuerza invisible la obligará a estar en esa situación contra su voluntad.

—Te mataría si no te necesitara para hacer que Deku-Kun se fije en nosotras y así cumplir con los sagrados planes de la Diosa... —Murmuro esta con furia. —Así que desaparece Uraraka gorda y fea.

La castaña simplemente vio como esa maldita se acercaba a ella lentamente para luego correr a toda prisa.

Creyó que le iba a hacer daño pero no. Al llegar a dónde estaba esta se metió en su cuerpo. Inmediatamente Uraraka cayó al suelo y se empezó a mover de un lado a otro como si le estuviera dando un ataque.

Pasaron unos infernales minutos hasta que la castaña se levantó del suelo. Esta se veía extraña. Una sombra cubría sus ojos.

Se acercó al espejo y cuando levantó su vista para verse en el, no pudo evitar asquearse mucho.

—Ewww... ¿Asi de gorda me veo? —Dijo asombrada.

Empezó a verse en el espejo y por más que quisiera encontrar algún lugar que fuera atractivo en el cuerpo en el que estaba. Pues no lo lograba encontrar.

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