Prólogo.- un pasado sombrío

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Para mí siempre ha sido dificil memorizar fechas, pero los momentos los recuerdo como si viera la película de ello pasar por mi cabeza a cada instante. Me llamo Erick... Erick Winter, vivo en el pueblo de Old Crow, en Yukón, Canadá; este ha sido mi hogar por 19 años, y ver cada día los lugares donde ha pasado mi alma frente a mí... me hace recordar cada detalle de las averrantes cosas que mi cabeza ha contenido en forma de llanto y desesperación durante mucho tiempo.

Si pudiera olvidar algo que con ira golpea mis sueños cada noche, sería en ese caso mejor no tener recuerdos o no haber nacido, pero agradesco mi escasa fuerza que me deja seguir sonriendo y siendo la misma persona que hoy todos miran con calidéz... *risa sarcástica* jaja... calidéz... eso es nuevo para mí, sin embargo fui amigable en parte desde la primaria.

El colegio de Old Crow siempre fue agradable, aunque le faltara pintura y baños limpios.
Mi historia se dá en éste lugar, del cual quizá aún haya sangre mía por algún sitio.
Siempre fui muy nervioso con la gente, pero no era tímido, quizá reservado... pero a la vez un problema. Me metía siempre con niños mayores o de mayor tamaño que yo, sólo ocacionaba problemas, sin embargo jamás empezaba una pelea. Nunca me sentía cómodo, tampoco acompañado, siempre me llevaba una que otra burla y debido a mi cabello largo me llamaban "blanca nieves", además que era bastante blanco, me llenaban la mochila de basura y me pegaban hojas en la espalda diciendo mil y un ofenzas.

-Mamá, ¿por qué todos me odian?-
-No te odian hijito... sólamente tienen envídia y pues es su manera de demostrarlo; tú eres mejor que todos ellos...

-Siempre me decía lo mismo... ya no quería creerle, siempre hacía lo que me decía y acababa un poco peor cada día, hasta la fecha jamás supe el porqué y en mi cabeza me brotaba la idea de torcerles el cuello, quebrarlos, e inclusive golpearlos hasta ver un mar de sangre.
Siempre hubo una niña que me encantaba desde que tengo memoria y uso de la poca razón que tenía... Elizabeth Quinn, me temblaba la mano cada que mencionaba su nombre, inclusive lloraba de felicidad ya que en mi pequeña mente surgía la terca afirmación y seguridad de que ella era la indicada en mi vida... jajajaja, valla que estaba en lo cierto, pero es muy pronto decirlo.
Llegando a casa por la tarde ayudo a mi madre con la comida, siempre pregunta lo mismo
-¿cómo te fue Erick?- y yo siempre respondo lo mismo...

-Bien madre-ya ni siquiera sigue preguntando, sabe que no responderé mas que eso.
Si pudiera describir algo que en ese tiempo no pude ya que era muy chico, es que siempre siento como si la soledad me invadiera en cada frase que digo, las ganas de arrancarle la vida a las personas para saber qué se siente tener el corazón de alguien más en tus manos cuidandolo... y preguntarme siempre el por qué me siento sólo, asi mi familia me dé lugar y me diga lo contrario. Bueno, cambiando de tema... mis momentos no siempre eran de ese frio y soledad, me gustaba cuando había esos momentos de pequeñas risas entre mi familia, a pesar de que mis padres no estubieran en todo el día, por lo menos me divertía haciendo la comida con mi hermano, y aquellas tardes de frío, me arropaba y me ponía en la chimenéa con mi perro "snow" a contemplar la suave nieve que caía despacio y sin prisa. El café, el cobertor... la ventana, el té y ese ligero olor a tabaco que mi padre me dejaba como recuerdo anunciando que ya no estaba en casa.

Si bien estoy resumiendo las cosas, es porque no quiero empezar con párrafos de mi vida monótonos y aburridos, sin embargo debo ser más gráfico si he de contar mi vida... en fin... let's go to this...

El pasado de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora