capítulo 3.- El adios de mi tristeza (9 años)

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Han pasado 7 meses desde aquel día en que Scott se largó de mi vida y me dio un aire con el cual pude vivir... Desgraciadamente me duro demasiado poco el gusto. Pasaron demasiadas cosas en esos pocos meses: subí de grado, los que antes me fastidiaban ahora simplemente me tienen odio, Oliver dio un gran avance en su tratamiento... La verdad lo veo mucho mejor ahora... Pero hay que seguir atentos, en este pueblo las cosas no son tan ordinarias como la gente de paso lo ve.

Como había dicho antes, la felicidad se fue más rápido de lo que pude imaginar... Me odiaba media escuela por lo que había hecho, y uno comúnmente pregunta "¿por qué?". Es simple y llanamente estúpido que aquellas personas que se cedían a joderte la existencia nadie les toque un cabello, les da igual... A mi parecer le toman más atención a lo inusual y nuevo, como siempre, pero yo no soy mala persona... No le hago nada a nadie *suspiro* ¡qué asco!

Al termino de las clases todo comenzaba a fluir mejor, terminé mi tarea y decidí después de un tiempo salir con mi vieja tabla de skate, la tomé del ático, me puse tenis y agarré camino.
Tenía bastante tiempo que no salia así, el pueblo a pesar de ser demasiado pequeño se tomaba la molestia de decirce entre sí un cálido saludo de buenas tardes, además que son sólo alrededor de 350 personas que viven en el pueblo... Que más les queda que convivir.

Cae la noche... Aumenta por mucho el frío, casi parece que puedo ver todo en blanco y negro, o puede que sea el miedo que traigo... Como sea, el pueblo de noche es hermoso y a la vez puede ser demasiado tétrico, observar las pocas luces que se logran distinguir de las ciudades cercanas, y el cielo... Se colma de destellos que enamoran hasta a el más frío y lo conmueve su belleza, sin duda algo que hace volátil la imaginación de cualquiera.

*suspira relajado* ...otra vez nieve... El mismo bosque, la misma cabaña, este bosque... Lo he visto miles de veces, y sigue causandome pavor, ¿por qué siempre lo mismo? Nieve por todos lados... Frío a pesar de no estar tan baja la temperatura en realidad.
*cambia de lugar de la nada* ¿que hay ahí? No puedo ver que hay a la vuelta, me da miedo, ¡me desespera!

*Levanta el cuerpo de golpe * -rayos... Otra vez...- nunca sabré que pasa conmigo, me siento un psicópata loco que no hace más que hacer repetitiva mi vida, siempre soñando lo mismo.
Soñaba que bajaba de una escalera... Pero eran cajas vacías las que formaban dicha escalera, era algo angosto, pegado completamente a mi izquierda... Luego... Una ventana al frente, a la derecha, casi en esa incómoda esquina que me erizaba la espalda; era una habitación cerrada, como si la única salida que hubiera fuera por aquellas escaleras hechas de cajas, como si la persona que estaba sentada en una mecedora dándome la espalda hubiera intentado salir hace mucho tiempo de ahí. En frente de ella una televisión de tubo que tenía la transmisión perdida... No daba tanto pavor, lo que me daba pavor por alguna razón era mirar a la derecha, a la ultima esquina que nunca he logrado mirar se encontraba justo detrás de ella, pero mi mente no podía mirar completamente, me obligaba a solo mirar asomado y me ligaba a no moverme, era horrible imaginar que podía estar detrás de ella, o si había algo más, ha sido el sueño más raro y tétrico que he tenido en mucho tiempo, la pregunta es ¿por qué sueño algo así?

Ese día decidí no ir a la escuela, me sentía mal... Sudaba frío y me veía más pálido de lo que soy. A la mañana siguiente me sentía mejor pero débil, sin muchas ganas de hacer algo, o si lo hacía, era con mucha suavidad. Llegué a la escuela, todo normal, aunque sentía la piel de gallina y un nudo en la garganta, me sentía incómodo y con anciedad, sabía que algo iba a pasar... Pero me sentía feliz de ver que Elizabeth estaba ahí, tan tranquila... A mi edad actual, me pongo a pensar en como yo debí haber sido, un niño normal y sin ninguna preocupación... Pero en vez de eso parecía que tenía más de 20 años y tenía mil y un cosas que hacer, angustiado y comiendome más que solo las uñas. Debido a mi cabello algo largo me decían "perro" o "blanca nieves", y que de igual manera, en ese momento las mordisqueaba mientras trataba de prestar atención a la clase.
Saliendo al receso... Bueno, pasó lo que imaginaba, algo malo... Pero también fue lo mejor de mi vida. Pasó que los amigos de Scott querían una venganza, en ese momento yo traté de estar con gente adulta lo más que fuera posible, pero solo estaba retrasando algo que fue inevitable.

—¡Winter! Querido amigo, pensamos que ya no querías jugar con nosotros... Oye, te ves pálido jajajaja, relajate un poco ¿quieres? Será rápido. —

—en ese momento corrí lo más que pude, pero uno de ellos me logró tomar de mi cadena del cuello y me metieron al baño... Abrieron el primer cubículo que había disponible, y con todas sus fuerzas y rabia, me forzaron al ahogo...

—*dice apretando los dientes con ira* ¡¿por qué le hiciste eso a Scott?! ¡¡responde!!—

—me desmallaba, tuve unas pocas oportunidades de golpear a dos de los cuatro tipos que estaban ahí, pero fue inutil... Era tan pequeño, tan débil e inútil para defenderme, había respirado mucha agua y mis piernas las sentía entumecidas, gritaba pero el agua impedía que se escucharan mis plegarias de poder salir de ahí, iba a morir... Sentía eso pero, de la nada, llegó una niñita con una persona alta, apenas y los distinguía, los tipos que me retenían salieron huyendo y nubosamente ví como otros adultos los detubieron y se los llevaron, logré expulsar el aguan que había respirado y me quedé en un rincón recapitulando esa horrible escena, no quería que nadie me tocara.

Después de un par de minutos llega la misma niña que había avisado a los adultos profesores por lo que había oído, mis ojos no creían lo que veían, cuando se fijaron bien... La boca y mis labios temblaban y mis ojos se enrojecieron del llanto que trataba de evitar se presipitara a caer... Era Elizabeth, había notado que estaba ahí y fue a ayudarme, fue tan maravilloso sentir eso, que a pesar de saber quien es y no haberme presentado, la abrazé con la fuerza de amor familiar.

—*dice ella con preocupación* espero y te encuentres muy bien... A esos dos... Espero los expulsen, me llamo Elizabeth, Elizabeth Quinn, ¿y tú?—

—Erick... Erick Winter—

—Ya veo... ¿De qué salón eres?—

—En ese momento supe que ni siquiera sabía que estaba en el mismo salón que ella...

—voy e- en 4 año... Grupo B—

—¡ah genial! Espera... *luce impresionada* ¡¿vas en el mismo salón que yo?!—

—sí, ¿no sabías? Yo ya te había visto antes, y ya sabía quien eras, solo que tu no me notabas, de hecho, jamás supiste que estaba ahí por lo que veo...—

—la verdad no, y lamento eso—

—no lo lamentes, en serio je... Estoy bien, o bueno...mejor que antes, y te agradezco la ayuda, eres muy buena... *suena la campana* bueno, vamos a clases...

—¡espera! ¿Te gustaría estar conmigo en la tarea que siga? O ¿ser mi amigo? Se que me veo acompañada mucho tiempo, pero ni me agradan mucho, debo reconocerlo, y tu me pareces lindo...—

—en aquel pequeño instante me ruboricé como no tenía idea, dándole la espalda un segundo, una gran sonrisa y una lágrima aparecieron en mi rostro, al voltear mantube la compostura...

—claro, me encantaría ser tu amigo...

—de un momento en el que me sentía consciente de la palabra muerte en el corazón y la mente, al mejor momento de mi vida, fue simplemente maravilloso, y me hace recuperar la esperanza de mi vida... Me doy cuenta que alguien te espera, te sueña, te necesita... No sabes quien es, hasta que decides buscarla, espero pasen mil cosas más y mejores, pero con su grata compañía, le digo adiós a mi tristeza y me abriré de corazón ante una amistad que yo presiento... Será maravillosa.

El pasado de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora