Capítulo 5.- El pino de hielo

49 2 3
                                    

Y al fin, son vacaciones de invierno, de hecho han pasado ya varios días, es 24, la nieve cubre cada rincón y el frío reune hasta las más distantes familias, que claro, a mí no me asegura nada con mi familia, solo somos cuatro. A la familia que tenemos en Vancouver le desagrada venir al pueblo... vah, que más da, son solo una bola de amargados engreídos que juzgan primero lo que vistes a lo que sientes.

Quien diría que me sentiría tranquilo en la última semana de clases, nadie me molestó, solo estube hablando y hablando con Elizabeth, no sabía que le gustaba el rock, o que leía, o incluso que tocaba piano y guitarra, ¡igual que yo! uff... demasiada emoción creo yo, quien diría que ella sería la única persona que he conocido así además de Oliver, ellos dos son los únicos con los que me siento un poco más seguro día con día, he pensado muy distinto en este poco tiempo transcurrido.
Quizá sigan las burlas y las bromas, pero ya no le tomo tanta importancia... trato de que no me afecten las palabras ajenas que no hacen más que tratar de hacerme sentir mal de muchas maneras, sin cansarse de verme sufrir...Eso ya no importa.

Fuí a ver a Oliver para felicirarlo por su cumpleaños, logré con mis ahorros comprarle una skateboard para que fuera a patinar conmigo por las tardes, claro que le compré casco y protectores, además, iríamos despacio. Con lo que no contaba era que ese sería el peor regalo que le hubiese poder dado en ese preciso momento...

-¡Hola Oliver! ¡Felíz c-

-ah hola erick, *sonríe* gracias por recordarlo.-

-pero... ¿qué...?-

-Contube el llanto, la mamá de Oliver me sentó en el sofá para decirme que su cáncer había avanzado rápidamente en los últimos días, llegando a sus piernas, impidiendole caminar.
Uno como persona no valora a veces las cosas como tal, quieren tener poder y dinero para ser felices, yo solo quiero a mi amigo. No sabemos siquiera cuando nos puede pasar algo, y no es por menos preciarme, pero ojalá yo estubiera así en lugar de él, preferiría darlo todo por mi familia o a quien quiera, no trato de ser un heroe, eso ni me queda, solo digo que prefiero sufrir antes que alguien a quien aprecio.
También me dijo que la quimioterapia había deteriorado su sistema en grán parte... no faltaría mucho para que atacara el cerebro o el corazón, o algún otro organo importante, no podía darle el regalo después de eso, me sentiría un completo idiota. A pesar de que quería gritar, tuve que contenerme y aceptar lo que ocurría.

-Oli... te prometo siempre estar contigo amigo, no quiero que estés solo en ningún momento.-

-Winter... igual de dramático como siempre *se ríe* jajajaja descuida, yo sé que así tu no me lo dijeras estarías ahí apoyandome, eso me hace sentir tranquilo, descuida, ¿si? ¡Mamá! ¡saldré a pasear con Winter! ¿está bien?

-*desde lejos se oye* sí cariño, con cuidado.-

-Al salir de su casa, sentía que el viento podía lastimarlo, estába preocupado, angustiado, pero por fuera me veía tranquilo, no quería preocuparlo.
Al poco rato por la misma calle me topé con Elizabeth.

-Hola Erick.-

-Hola, ¿qué tal Elizabeth? mira, te presento a mi mejor amigo, Oliver.-

-Ah, mucho gusto Oliver, ¿qué te pasó? ¿estás bien?-

-Descuida Elizabeth, solo se lastimó jeje.-

-Erick, no me protejas tanto, tiene nombre lo que me sucede, tengo cáncer, espero eso no sea impedimento para que me traten de igual manera, si les parece.-

-Oliver...

-No, claro que no es impedimento, pues yo no tengo nada que hacer, ¿A donde iban? ¿puedo acompañarlos?-

-pues de hecho solo íbamos por la calle *me quedé pensando* de hecho... si hay un lugar al que podemos ir.-

-Al llegar se notaron muy asombrados, los llevé al pino de hielo, al parecer jamás se habían siquiera acercado a la colina, no me sorprende, el lugar da miedo, pero al llegar al centro, todo se torna distinto. Nos sentamos en la base de aquel gigantesco pino, hablamos durante horas, y faltaban pocos minutos para la navidad, sin duda era de las mejores noches que pude haber pasado en mi vida.

-¿sabes? sé que no me queda mucho, pero quiero que los ultimos minutos con ustedes sea aquí de nuevo, sonará muy brusco decirlo en este momento, pero quiero que pongan una placa con mi nombre en este mismo arbol y me entierren aquí, por favor Erick.-

-Dicen que cuando te falta poco para morir, aprendes a apreciar aún más tu vida, te vuelves más profunda o profundo, aprendes a aceptar los miedos, ya que el miedo más profundo que el humano pueda tener es la muerte... y para mí igual es la soledad, era increible ver a la edad de Oliver como estába tomando las cosas, era sin duda alguna, admirable.

-Te lo prometo viejo, pero mientras, aguanta lo que puedas, ya verás que vas a estar mejor muy pronto. Podremos salir y correr como cuando eramos más pequeños.

-¿Desde cuando se conocen?-

-jaja, es una larga historia.
Era febrero, yo tenía apenas dos meses de nacido, y mi madre me llevó a ver a su amiga de la infancia que ahora es la señora Winter. Al llegar, mi madre le dijo a mi padre que el bebé del que estaba embarazada estaba por nacer, rapidamente la llevó al hospital porque el señor Winter no estaba en casa, se enteró minutos despues...-

-yo nací a las 11:30 del siguiente día-

-pero ese bebé nació con un problema en el... ¿cómo se llama Erick?

-En el riñón, el riñón izquierdo-

-¡exacto! y fue que mi madre aceptó donarle mi riñón, pero debía esperar un poco a que tuviera un tamaño como el mío.

-Lo malo es que para el momento de esa operación yo ya estaba muy mal, pude morir según mi madre... y que por eso Oliver es como mi hermano de sangre, ya que compartimos algo que nos unió mucho desde bebés, yo le prometí a mi madre cuidar siempre de Oliver, aunque el fue mi angel a principio de cuentas *una pequeña lágrima cae*-

-y tu eres un pequeño demonio, siempre metiendote en problemas, hermano...-

-jajaja ¡callate Summers!-

-jajaja son un par de chiflados, oigan... ¡ya es navidad! prometamos algo los tres, estar juntos por mucho tiempo, sé que no los conosco del todo... pero sé muy bien que nos llevaremos de maravilla y, la verdad quisiera seguir viendolos y divertirme con ustedes, ¡son maravillosos!-

-Miré con un brillo enorme en mis ojos a Elizabeth, voltee a ver a Oli, me sonrió, y los tres nos dimos un abrazo y prometimos siempre estar juntos, más que como amigos, puedo decir que ellos son la familia que pude elegir y con quienes siempre quisiera estar, no fallarles y hacer lo mejor por ellos, son mis únicos amigos, aun a mis 19 años sigo y seguiré gritandolo, ¡son mi familia siempre! hoy en día sigo yendo a esa colina a ver una vez más donde estuvimos juntos esa noche y pido por su bien, sea donde sea que estén y, si se van al crecer, desearles bien en su camino, sea cual sea... pero ese tema será después, con el rato se sabrá lo que ocurrió con nosotros, por el momento... fue una muy felíz navidad, sin duda alguna...

El pasado de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora