Capítulo 6.- el hilo rojo (10 años)

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La nieve seguía cubriendo hasta el más minúsculo rincón de Old Crow, tener un cobertor no bastaba, tu cuerpo dejaba de lado sus sentidos... Ya que no sientes, no respiras, no miras bien... Todo es... Frío... *risa sarcástica* lo amo.
Ese día gélido y pálido la extrañaba más que nunca, esos ojos verdes... Y yo atrapado en una prisión infernalmente helada.

—¿Erick? ¿Qué haces mi amor? Has estado mucho tiempo mirando la ventana hijo.—

-—Mamá...¿has sentido alguna vez que tu fuerza se agota? Que tus sentidos ya no dan y que tu vida se enfría y se desmalla? Aveces... Me siento tan cansado... Que mi fuerza de voluntad me grita, me insulta y se rinde... Y se sube a mi espalda.—

—hijo... Pero por qué dices eso?—

-—porque me duele mamá... Es duro... No entiendo todo esto... Pero quiero tener las palabras adecuadas para decir... La extraño.—

—hijo... Eres muy pequeño para preocuparte por esas cosas, no sabes muy bien lo que dices, aún... No maduras lo suficiente como para cargarte el peso de preocuparte de alguien más... Tienes que pensar más en tí.—

—En ese momento me molesté, las lágrimas que si pudiese darles un color serían negras comenzaron a salir inconmensurablemente, no quería oírla. Uno cree cómo adulto que lo sabe todo ante su hijo... Pero no saben que se aprende igual de sus hijos así como los hijos a prenden de padres... Sé que es distinto... Pero si sólo me dejara desahogarme y decir lo que quiera sin contradecirme... y luego me daría el lujo de recapacitar... No soy un imbécil, sólo quiero ser escuchado sin reproche alguno... Para después relajarme y ser feliz con el error o culpa... Para arreglarlo. Sí, pienso así a pesar de la edad, y no soy el único, me siento de 20 o más... La- la gente lo dice.

Fuera de ese odio, mi madre me dijo algo que no creí que diría...

—mira Erick, hay algo que se le llama "el hilo rojo". Este hilo es invicible, y te conecta con la persona que más aprecias, ¿vale? Si quieres a esa persona, ese hilo jamás se romperá ni desaparecerá, te lo prometo, ella está bien.—

—Es extraño, mi madre me apoyó en algo que comúnmente vería no apto a mi edad según ella, fue un momento que no olvidaré.

Fuera de eso, si creí en su historia... Y... Me agrada pensar que ella y yo estamos ligados y que sé no me dejará.

—a todo esto, y Oli?—

—ha empeorado un poco mamá... Puedo ir a visitarlo?—

—claro hijo, vamos a ponerte un suéter para ir a su casa, vale?—

—espero esté mejor—

—igual yo hijo, igual yo...—

—Salimos de la casa y nos aproximamos a una esquina, misma que da a su casa; el cielo estaba pálido, grisáceo, triste... En ese momento se me cruzaron por la cabeza tantas cosas horribles, no quería seguir pensando eso... Pero era inevitable, al igual que los sueños que he tenido, tan raros, tan bizarros, una y otra vez carcomiendome y calcinandome el sueño.
Nos detuvimos a comprar en la tienda un obsequio, e inquieto mi madre me calma y me dice:

—también me siento inquieta hijo... Siento que algo pasa, pero no hay que seguir pensando eso, vale?—

—pero y si—

—tranquilo hijo... Está bien, él está bien.—

—No me relajé para nada, hasta que al fin llegamos, mientras la madre de Oliver abría la puerta, me desesperé y entré forzosamente, no me detuvieron pero la madre de Oli se veía muy cansada y triste, como si Oliver ya hubiera muerto...

El pasado de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora