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Blard no pudo evitar soltar un suspiro en el instante que vio todos esos papeles dispersos sobre su escritorio

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Blard no pudo evitar soltar un suspiro en el instante que vio todos esos papeles dispersos sobre su escritorio. Al parecer había creado un desastre sin querer y ahora tendría que revisar cada documento con el fin de regresarlos a sus respectivas carpetas. Un tanto frustrado se quitó los lentes que usaba para leer y pasó una de sus manos por su rostro, su mirada instintivamente buscó otro punto de interés donde fijar su atención.

Por el único gran ventanal de su oficina se podía apreciar algunos copos de nieve caer del cielo. Nada más imaginar el frío que debía hacer afuera, le hizo temblar de la cabeza hasta los pies. Por suerte se había asegurado de traer un buen abrigo que lo protegería del gélido clima. Tanto el invierno como la Navidad estaban a la vuelta de la esquina y no sabía realmente cómo sentirse al respecto, por lo que se apoyó en el respaldo de su silla para meditar por un rato.

Su vida había cambiado mucho estos últimos meses, literalmente dio un giro de 180° y aún intentaba entender si fue para bien o para mal.

¿Acaso era más feliz que antes?

Con esa pregunta en mente, se levantó de su sitio listo para salir de su oficina, pero justo se percató que al final no había ordenado absolutamente nada. Indeciso sobre lo que debería hacer mantuvo sus manos sobre el escritorio, a este paso no iba a tener tiempo para comer.

—No, Blard, recuerda que saltarte la hora del almuerzo es malo. —Se regañó a sí mismo mientras se dirigía hacia la puerta.   

Una vez afuera, caminó por los pasillos blancos sin ningún inconveniente hasta llegar a la cafetería del hospital, la cual se notaba más concurrida de lo que usualmente está, pero de igual manera no fue un impedimento para ver qué comida servían el día de hoy.

Mientras esperaba en la fila, se tomó el tiempo de observar a su alrededor, sin querer su mirada buscaba a alguien, a pesar de que sabía que era en vano, pues no lo encontraría por ningún lado.

—Siguiente.

Pronto su turno de ordenar llegó y no tardó en recibir una bandeja con el almuerzo que servían hoy.

Después de pagar, fue en busca de alguna mesa libre en donde comer tranquilo, aunque grande fue su sorpresa al reconocer a cierto esqueleto a lo lejos, aún incrédulo se acercó para comprobar si su vista no le estaba fallando. Debe estar soñando, ¿no?

—¿Puedo sentarme? —preguntó en un tono suficientemente alto para que el contrario lo escuchará, ya que su voz fácilmente podría perderse por el bullicio de la cafetería.

—Oh, Blard, eres tú... —Al parecer logró su cometido, ya que unas cuencas entrecerradas que reflejaban un gran cansancio lo miraron de reojo—. Digo, doctor Coru.

—Es raro verte es por aquí... —Casi se le escapa el nombre del menor, pero a tiempo pudo evitar corregirse como lo había hecho Geno hace unos segundos—. Crayon. 

❝Sentimiento amargo❞ ➼BlenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora