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Como cualquier monstruo adulto, no se salvaba de padecer amnesia infantil

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Como cualquier monstruo adulto, no se salvaba de padecer amnesia infantil. Si bien era incapaz de recordar sus primeros años de vida, aún tenía el vago conocimiento de saber qué clase de niño fue durante su infancia gracias a su madre: siempre hacía su tarea a tiempo, jugaba con sus amigos en un parque cerca del colegio y era del agrado de los profesores. Se concentraba en disfrutar las cosas más banales que podrían brindarle a esa edad, así que no pensó mucho en el futuro.

A medida que fue creciendo, sus gustos se desarrollaron y trazó ciertas metas para sentirse realizado una vez las cumpliera. Decidió ser pediatra, a pesar de que la carrera de medicina era muy demandante y larga, obviamente no la tuvo fácil, sacrificó muchas horas de sueño y llegó al límite de muchas maneras, pero tampoco fue imposible. Además durante ese dificultoso camino encontró el amor y por querer atraer la atención de esa persona también descubrió que podía aprender a tocar un instrumento en poco tiempo. Su noviazgo sobrevivió a las adversidades y llegó el día en que los dos dijeron que sí en el altar. Entonces empezaron a vivir juntos en un pequeño departamento y se ensimismaron en sus respectivos trabajos, aunque siempre encontraban la manera de pasar tiempo juntos y así no descuidar su relación. Los años pasaron y entonces a cierta edad la idea de formar una familia no le pareció tan descabellada. Sin embargo, ese tema terminó poco a poco cayendo en el olvido luego de la mudanza.

—No lo entiendo... —murmuró mirando esa foto en donde se veía a él junto a su ex esposa sonriendo—. ¿Qué pasó entre nosotros?

En un mal momento había encontrado ese álbum de fotos en las cajas de mudanza, pues no le pareció mejor idea que revisarlo en plena madrugada. Debió haberlo botado cuando tuvo la oportunidad, de esa manera no estaría sintiéndose tan miserable como ahora. Sus falanges pasaron delicadamente página tras página y a su mente llegaron un recuerdo tras otro; su vista no tardó en nublarse por las lágrimas que se esforzaban en no resbalarse por sus pómulos, intentó limpiarlas con la manga de su polo, pero volvieron a salir cuando cerró sus cuencas por un instante. El dolor en su pecho se volvió tan insoportable que terminó recostándose sobre su cama y se quedó perdido observando el techo. Deseaba dormir, necesitaba dormir... ¿Qué hora sería? Sus manos reafirmaron el agarre que tenía sobre el álbum y abrió sus cuencas para encontrarse con la oscuridad de la habitación, no es como si fuera incapaz de ver algo, alzó su mano y pudo reconocer su silueta. Cambió la posición en la que estaba y se echó de lado, sus piernas se flexionaron para que dejaran de tocar el suelo; con la mirada perdida contempló la almohada que aún se conservaba impecable, como si nadie pusiera su cabeza en ella por las noches. Aquel detalle fue suficiente para que dejara lo que sostenía en la mesita de noche y se metiera en su cama para intentar descansar. Intentar...

Debido al insomnio que ha estado padeciendo desde su divorcio, la imagen de su ex esposa aparecía en su mente de vez en cuando. Todavía le parecía irreal que ella esté haciendo su vida en otro lado, lejos de él... Era un sentimiento confuso, no es como si extrañara sus besos o la rutina a la cual se había acostumbrado. Recordaba su mirada melancólica y su sedoso cabello, en cómo sus falanges fácilmente podían enredarse en esos largos mechones de pelo azabache. Pero entonces todo se vuelve borroso, lejano. Dejó de amarla en algún punto. ¿Ella se habrá dado cuenta?, ¿por eso pidió el divorcio? No hubo muchas explicaciones y sacó el dichoso tema justo un día después de su cumpleaños. ¿Acaso tan infeliz era? Nunca pensó que alguien podría sentirse de esa manera a su lado, incluso lloró, le rogó para que firmara los papeles y así acabar con este martirio. Su matrimonio se había hecho trizas en unos días, solo bastó unos cuatro o cinco días, talvez una semana. Pensó que todo estaba bien entre ellos, pero al parecer no era así. ¿Cuándo el ambiente se volvió tan asfixiante? ¿Cuándo empezaron a apartar la mirada del otro?, ¿a sentir un vacío cuando sus manos se entrelazaban? Reafirmaba el hecho de que ya no la amaba, que dejó de hacerlo repentinamente un día, ¿es así como funciona?, quizás no, pero de igual manera era complicado. No la odiaba, ¿o sí? ¿Qué sentía por ella? Si la viera otra vez, si la tuviera delante suyo, si escuchara su voz... ¿qué sentiría?

❝Sentimiento amargo❞ ➼BlenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora