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Alguna vez Stave le dijo que el amor era una enfermedad

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Alguna vez Stave le dijo que el amor era una enfermedad. Si bien en ese tiempo tomó ese comentario como una especie de broma y una excusa creativa para que su hermano le demandará una "cura", ahora se cuestionaba si en verdad aquel sentimiento no era dolencia o un padecimiento que se pudiera solucionar con ciertos medicamentos. Y si lo preguntas, pues sí, había estado investigando tanto en libros como en internet, incluso le practicó sobre el tema a un amigo por teléfono. La idea de que el amor podría considerarse una enfermedad mental no le sonaba descabellada si tomaba en cuenta los síntomas como el pulso acelerado, la aparición de la euforia, entre otros. Incluso si no fuera una enfermedad, entonces podría verse como un trastorno psicológico: bioquímicamente, el amor romántico y trastorno obsesivo compulsivo grave no presentaban muchas diferencias. Así que para resumir y que se entienda fácil, estaba asustado por su reciente descubrimiento respecto a Geno, pero a la vez ansioso por buscar oportunidades para pasar más tiempo a su lado, deseaba hablarle y tener contacto físico con él, quería conocer más al mencionado, formar una relación más íntima y que llegarán a ser más que compañeros de trabajo. ¿Acaso estaba soñando demasiado? ¿Siquiera podría hacerlo?

—Aquí está su café, señor.

—Gracias.

Se negaba a aceptarlo, mas era evidente que Geno le gustaba, aunque bien podría estar equivocado o quizás no, ¿alguien se habrá dado cuenta? Miró a todos lados mientras soplaba el líquido de la taza. Puede que nadie sepa sobre su interés hacia su compañero de trabajo, por ahora, claro. ¿Su hermano cómo reaccionaria? ¿Sería necesario decírselo o mejor no? Después de todo, un consejo no le vendría mal... Quién lo diría, Stave dándole consejos sobre amor, si ese momento llegará a pasar sería sin duda un hecho insólito, además de que no se salvaría de ser molestado por su hermanito por meses, hasta ya se imaginaba qué palabras saldrían de su boca y la expresión burlona que pondría al mofarse de la inusual situación.

En efecto, se había enamorado.

Pero... ¿estaba bien? Si tan solo hace unos pocos meses se había divorciado, ¿era correcto volver a amar así de rápido? Se preguntaba si todos esos años de matrimonio significaron algo para él, si realmente amó a su esposa. Talvez sus sentimientos hacia Geno sean pasajeros o leves como el peso de una pluma, talvez dejé de quererlo luego de un tiempo, pero ¿y si no?, ¿qué haría con las dichosas mariposas en su estómago? Intentar buscar respuestas para todas esas preguntas le daba dolor de cabeza, pero aún así seguía pensando. ¿Existía una posibilidad de que Geno correspondiera sus sentimientos?, ¿cómo reaccionaría si supiera que lo quiere?, ¿se alejaría?

Luego de terminar su café, miró por unos segundos la taza vacía y suspiró al darse cuenta que no podía sacar de su mente a Geno: los colores sobrios le recordaban a su vestimenta usualmente formal, el olor de los libros a su biblioteca y el café a lo amargo que es en cuanto a personalidad y actitud. Una sonrisa se plasmó en su rostro al imaginar a Geno sentado delante suyo, con una taza café en sus manos y teniendo sus brazos apoyados en la mesa. Sin duda el amor era una enfermedad, estaba ya sufriendo alucinaciones, o talvez le pusieron algo a su bebida. Sí, sabía que ninguna de las dos opciones tenía sentido. Se levantó de su sitio y fue al mostrador para pagar.

❝Sentimiento amargo❞ ➼BlenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora