Capítulo 2: Preparativos

551 38 19
                                    

Bruno Madrigal, el menor de los trillizos de Alma y Pedro Madrigal, conocido también como el sanador del Encanto, siempre había sido muy importante para su sobrina Mirabel.

Cuando Julieta desapareció después de la ceremonia fallida de su pequeña, Mirabel se refugió para llorar por horas en la cocina, y sólo la comida y los chistes de su tío pudieron hacerla salir de la alacena que se había convertido en su escondite.

Aún así, y por la personalidad extravagante y algo nerviosa de Bruno, muchas personas seguían evitandolo, tanchándolo de raro. Sólo se acercaban al hombre en caso de necesitar ser sanado con su comida mágica, y eso a cualquiera lo hiere.

Lo cierto era que Bruno era muy torpe a veces, a diferencia de sus hermanas, siempre dejaba caer cosas o se tropezaba hasta con su propia sombra. Siempre, excepto cuando cocinaba; allí no cometía ni un solo error y se movía con agilidad frente a las encimeras. Al igual que Mirabel, la cocina era su refugio y su lugar seguro, y eso también había ensanchado mucho más el vínculo con su sobrina.

Pero volviendo a Mirabel, la chica entró a la cocina donde estaba su tío encargándose de la comida para esa noche. Bruno se volvió a ver a su sobrina cargada de una enorme cesta que casi no la dejaba caminar

-Wow... Eso se ve pesado -exclamó Bruno haciéndose a un lado para dejarla pasar

-Creeme, es pesado... -dijo Mirabel dejando el bulto en el suelo-. Pero sólo quiero hacer mi parte como el resto de la familia

-Todos lo sabemos Bel, pero no deberías exigirte demasiado -Murmuró Bruno viéndola sacar el contenido de la cesta y dejándolo sobre la mesada

-¿Y qué supones que haga? ¿Qué me quede sentada toda la tarde mientras la tía Pepa hace volar las decoraciones? No es mi estilo

-Bel, sabes que no tienes nada que demostrar -dijo Bruno cruzándose de brazos con una media sonrisa-. Si lo sabes ¿Verdad?

Mirabel se quedó mirando a su tío por unos segundos antes de responder

-Tío Bruno, esto no es por demostrar nada... Es porque soy una chica muy colaborativa, y quiero que la noche de mi primo sea extra especial, y porque adoro a mi asombrosa familia.

Y plantó una sonrisa en sus labios. Bruno examinó los ojos de la menor en busca de algo que la delatara, pero terminó cediendo:

-Ok. Lo que tu digas. Pero recuerda que si necesitas hablar de esto...

-Tal vez luego, ahora tengo mucho que hacer; la casa no se va a decorar sola

Al decir eso, unas guirnaldas se bajaron como si a Casita le hubiera dolido eso dicho por Mirabel

-Lo siento, podrías. Te ves genial

Las guirnaldas volvieron elevarse

Antes de irse, la chica volvió a ver a su tío y lo abrazó con fuerza: -Perdón, un abrazo más y ya... -dijo con la cabeza sobre el hombro del adulto

Bruno correspondió al abrazo y cuando se separó de su sobrina, le entregó una servilleta con varias arepas: -Oye, y si ves a Agustín, dale esto ¿Ok?

Mirabel fruncio ligeramente el ceño: -¿Qué le paso?

Bruno dio una pequeña risa: -En realidad no estoy seguro, pero mejor prevenir que lamentar ¿No crees?

▪▪▪

Mirabel salió de la cocina en dirección a las escaleras para preparar sus decoraciones. Mientras caminaba, tan metida en sus pensamientos estaba que casi se choca con alguien

ENCANTO AU: No Se habla de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora