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Capítulo dedicado a mi querida I-Honne eres la luz de todas mis ideas y la que me da un golpe cuando sabe que hago algo imprudente. Esta historia es toda para ti y espero la disfrutes ^^

Era la cosa más increíble que había visto, cuchillos, tenedores y cucharas bailando sobre la mesa como si de verdad hubiera música, era algo más profundo, ella podía pensar en cualquier tonada y los cubiertos seguirían bailando como si puedo eran escuchar sus pensamientos. Los platos daban vueltas en el aire haciendo formas que la dejaban con su mandíbula hasta el suelo, sartenes y ollas a su alrededor, comida pasando frente a ella insitandola a probarla y no podía negarse cuando su sonrisa era la cosa más resplandeciente que meliodas había visto.

Elizabeth metió su dedo dentro de un pudin de chocolate y luego lo lamio, tomó una rebanada de pay para morderla soltando pequeños chillidos de lo delicioso que estaba y aplaudía cada que el demonio hacía algo que la dejaba imprecionada. Lo miró fijamente aprovechando que él estaba de espaldas usando su magia espectral para darle ese show. No era tan malo como ella lo pensaba, o tal vez solo estaba intentando engañarla para poder acercarse lo suficiente y matarla. Negó, lo habría hecho desde hace mucho, además, si en verdad la hubiera querido muerta lo habría hecho desde un principio, no le habría importado cuando se lanzó por la ventana o no la habría curado en primer lugar.

Dejó su sonrisa gigantesca para poner una más pequeña, pero igual de verdadera que la otra. Se sirvió un poco de postre danzante que estaba cobre la mesa y luego sintió su corazón latir fuerte cuando unos cuantos violines llegaron y empezaron a tocar una melancólica tonada. Eso le hizo sentir un escalofrío por su espalda y algo parecido a un deja vu.

Esa canción ella ya la había escuchado antes, era seria, pero llena de una celestial paz que lamentablemente no le trasmitía. Incluso el viento afuera se puso inquieto al reconocer la canción de la destrucción y el espíritu de los rosales bailaron afuera con la naturaleza haciéndole caricias a su cuerpo desnudo. Los pasados 10 minutos habían sido algo extraordinario, un ambiente cálido, diversión y miradas brillantes, luces y más luces como para volverse eso tan de pronto.

Miró con sus esferas azules al que inició aquello y se quedó realmente en blanco, el amo del castillo parecía ido. Sus ojos negros no tenían el brillo divertido con el que habían iniciado aquella hermosa velada, podía saber que ni siquiera era realmente él quien lo controlaba todo ya que sus manos habían vuelto a sus costados y sus ojos sólo seguían a los cubiertos que habían hecho algo contrario a lo divertido. Las velas en las paredes se apagaron con el fuerte rugido de el pasado intentando aplastar los y lo único que se mantenía prendido era la llama de el candelero con el que ambos habían llegado.

Lo recordaría siempre, ya no eran bailes o formas de animales, flores y castillos que le mostraban el mundo, eran humanos lo que todo objeto en ese espacio estaban interpretando, una obra de teatro trágica y espectral. La figura de dos personas tocando sus manos mientras la música del violin incrementaba rápidamente y todo parecía ir a su ritmo de caos, una mujer tomando una mano, una mano desconocida cortando una rosa y pinchandose con las pequeñas espinas al momento de hacerlo, una sonrisa resplandeciente, una luna, un cuchillo de sacrificio que le heló la sangre al verlo. Era como vivir una pesadilla o ver lo que alguien vio, alguien que le causaba ganas de llorar por alguna extraña razón.

—Señor meliodas, pare—exclamó al momento de ponerse de pie y caminar rápido hacia él, pero no reaccionaba, sus ojos y cuerpo habían empezado a temblar de ver eso. Sus pensamientos estaban en un vacío negro del cual no podía salir y la respuesta era que en realidad no quería hacerlo. Era su pieza faltante, eso que odiaba, ese nudo en su garganta que me impedía respirar, esa espina de rosa incrustada en su corazón...o tal vez esos rosales le habían dejado una espina en su interior durante sus ataques a su cuerpo y lo que sentía era pura alucinación—¡Señor meliodas! —

Belle 🌹(PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora