Capítulo nueve: La cueva de los muertos.

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«Nota: Hola, antes de leer quería pedirles su voto por favor, y también paso a agradecer que hoy llegamos a 1k, estoy emocionado, sé que llegaremos muy lejos, xoxo

ASHER

Las personas tienen razón al decir que a veces nos enamoramos de otras incorrectas, caemos por gente mala, y aunque sabemos que son personas tóxicas, a veces el corazón no nos deja ver más allá de las emociones buenas momentáneas.

Aunque no sabía si esto era amor, yo sentía algo por Kilian, lo sentí todo al probar sus labios, como si quisiera vivir siempre abrazándolo, como anoche, donde todo se sentía tan bien a pesar de nuestro comienzo tan desagradable.

Ahora sabía que él no sólo era un chico boxeador, el tatuado es un asesino despiadado, y descarado, me veía con una sonrisa cínica incluso después de confesar su delito, cómo si se tratase de una broma, de cualquier cosa.

«Lo maté» oía esa frase miles de veces por segundo, me sentí tan sofocado, no entendía cómo podía existir el mal tan intenso, como alguien podía quitarle el hecho de respirar a otra persona y estar como si nada. Eso me decía que tal vez Kilian lo hacía a diario, mataba a diario.

—¿Qué?— soltó una risa —Me pediste que hiciera algo, ¿Qué esperabas?

—Josh me hizo daño, pero no merecía morir— susurré con voz frágil, bajando la mirada, ya no quería verlo a los ojos.

—Me pediste algo, lo hice— se encogió de hombros —Deberías sentirte alagado, yo no maté nunca por nadie.

—¿Cómo fuiste capaz...? ¿Cómo pudiste pensar a caso que te aplaudiría por algo tan bizarro?— fruncí el ceño.

—¿Crees que tengo piedad?— me interrumpió, le miré —Tal vez lo pensaste porque no te maté aquel día en el callejón, realmente iba a hacerlo— confesó —Pero la única razón por la que no lo hice es porque te tolero, de lo contrario ahora no estarías aquí— murmuró mis manos comenzaban a temblar —Esto es lo que soy— puso su mano en mi cuello apretando —¿Qué pasó pequeño, te asusta el demonio?

—Si— dije, podía hablar, no apretaba tan fuerte —Me asustas de todas las formas posibles— mordí mi labio, él me soltó quitando la mirada un momento, primera vez que lo hacía —Pero sé que ya no me dañarás. — murmuré. Eso quería creer, o esperaba.

—¿No fue suficiente que matara al imbécil? ¿Aún sigues de romántico?— soltó una carcajada —Eres un puto masoquista.

—Debes decirle a las autoridades lo que hiciste, Josh tenía una familia— pedí, él alzó la ceja.

—No lo haré— se relamió los labios —Y tú no dirás nada, porque cuando abras la boca, será solo para chuparme la polla, de lo contrario, yo mismo te la coseré... — dijo con voz ronca, me dieron escalofríos —Sería una pena— puso sus dedos en mis labios —Porque me encanta.

—¡Él era malo pero valía!— grite empujándolo torpemente —No sé quién te crees para quitarle la vida a alguien— murmuré con impotencia —Ya no cambies el tema, ¡Por el amor de Dios!— negué.

—Te recuerdo que tú me pediste acciones, fuiste un jodido caprichoso— ladeó el rostro dándose la vuelta —Te demostré hasta dónde podía llegar mi maldad, y mira cómo te pones, eres un idiota débil— escupió enojado —No te quiero ver en el campo, piérdete— dijo y salió finalmente.

Golpeé el casillero a mi lado enojado conmigo mismo, no debí haberle dicho nada esa noche, no debí haberlo hecho. Pero no, esto no había sido mi culpa, yo no quise que mataran a nadie. No sabía que Kilian era así, no creí que fuese capaz de asesinar.

SuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora