Extra: Bajo el árbol de cerezo.

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JAMES (PADRE DE KILIAN)

Miraba a lo lejos con los ojos vacíos, sabia que probablemente parecía un muerto en vida, mis manos temblaban, se veían pálidas, los tatuajes en ellas relucían aun mas, me llegue a preguntar si cuando mi corazón dejara de latir se verían de la misma forma, lo mas seguro es que si, puesto que justo ahora todo se sentía igual a no existir, a no ser alguien, a ser nada.

Crecí en un pueblo donde la gente ahí sabia la vida de todos, era como si todos fuésemos una gran familia disfuncional, como esas que hablan de ti a tus espaldas y frente a ti están felices y sonriendo, elogiando todo lo que haces. Aunque suene extraño, me hubiese gustado decir que esa era mi situación, que en ese pueblo tenia amigos los cuales sus padres hablaban a mis espaldas de mi familia y yo, quizá, sólo quizá, eso habría sido mejor a la realidad.

"El hijo de los Clark no puede ser tu amigo"

 lo escuche un día que volvía de la escuela con un nuevo amigo a su casa, mientras pedí prestado el baño, la madre del chico pronuncio las palabras que me hicieron entender el porque nadie quería jugar conmigo, o ser mi amigo, y finalmente con 10 años me despedí de ser un niño.

Fue cuando durante una tarde lluviosa mientras arrastraba mis pies volviendo a casa, vi como un auto negro se iba de mi casa a toda velocidad, la puerta de la entrada había quedado abierta violentamente, no tenia que ser muy inteligente como para saber que algo andaba mal, lo sentí en mi estomago, en mis entrañas mismas. Recuerdo correr a toda velocidad, llegar hasta la puerta y ver a mi padre en el suelo, tosiendo sangre mirando al techo, con sus manos llamándome, me tire a su lado y puedo jurar que no sentía ninguna de mis extremidades, como si todos mis huesos hubiesen desaparecido. La imagen de  mi madre tumbada a unos pasos de él con sus ojos abiertos me retumbaba la cabeza haciéndome temblar sin cesar, sin poder controlarme, no podía pensar.

Él me miro intensamente, como con esperanza en su corazón de padre, también en el niño que fué una vez y tuvo que pasar por lo mismo: dijo, "forma tu propio reino, tienes que convertirte en el rey de la mafia"

Supe que algún día yo le pronunciaría esas palabras a mi propio hijo.

La vida es un breve instante, no sabes exactamente cuando sera el fin de tu existencia, pero en fue ahí cuando me entere que había nacido para que mi estadía en este mundo fuese hecha para una vida diferente a la normal, y me sentí mal por ello, simplemente estaba ahí, listo para ser alguien, pero ese alguien estaría solo, por siempre. 

Sin ellos, los responsables de mi mismo, ellos no estarían ni un segundo mas de mi vida. Sé que los humanos tenemos un tiempo muy corto en este mundo, pero hubiese querido que su  tiempo hubiera sido un segundo mas.

Entonces, el día que vi a ese niño en el suelo bajo la lluvia, cubierto de sangre y herido, fue como verme a mi mismo, a ese niño que sufrió por el simple hecho de existir. Kilian se convirtió en mi protegido en ese mismo momento, se volvió mi hijo, mi mayor responsabilidad, pero cometí el error de adoptarlo sin saber como se cuidaba un niño, no sabia mas que cuidarme a mi mismo, y muchas veces me lastime sin darme cuenta. 

Desde siempre pensé que Kilian era distinto, la psicóloga que lo atendía decía que era gracias a sus traumas, creí que él terminaría evolucionando en cualquier momento, que su dolor algún día seria menor, y que lograría vivir una vida feliz. Pero fallé al no ser mas precavido con mis negocios, también falle permitiéndole cosas que no debí, simplemente: fallé.

Y ahora me sentía peor, ya que lo amaba mas que a mi mismo, y él había decidido fingir su muerte, incluso conmigo. Me había abandonado gracias a que le dije lo mismo que me dijo mi padre antes de morir.

—Señor, ahí esta— dijo uno de mis hombres.

Alce la vista a esa casa, la puerta se abrió y salio Asher, el joven de ojos lindos que amaba a mi hijo y seguidamente él, el niño que extrañaba mas que nunca, del que me sentía herido, estaba ahí tomando la mano de su novio, juntos sacando a pasear su perro. Sentí que el alma me volvía al cuerpo, como si no hubieran pasado meses, sino una década de su ausencia.

—¿Vamos? — preguntó el hombre a mi lado, tenia tantas ganas de correr y abrazarlo, pero sabia que él no quería eso.

Entonces simplemente me quede ahí bajo arboles de cerezo, viendo con el  corazón en la mano como se alejaban felices y sanos. Kilian lo miraba sonriendo, como riendo de un chiste del mas bajo, y justo en ese instante ya no me importo mi dolor, una sonrisa se planto en mi rostro porque él era lo que desde que llegó a mi vida añore que fuese; feliz.

Y eso fue suficiente para darme la vuelta, aceptando que mi presencia física en su vida, se había terminado. 


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