Capítulo uno: Él es, Kilian Clark.

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NOTA: ESTE LIBRO ESTA EN INKITT GRACIAS A QUE ESTÁ EN PELIGRO DE ELIMINACIÓN AQUI EN WATTPAD, RECOMIENDO CAMBIARTE A INKITT PARA LEER. LINK EN MI PERFIL.

ASHER

Terminé de ordenar mi nueva habitación, todo era justo como me gustaba, las paredes de un color rosa pastel, cuadros de flores, cortinas blancas y perfumadas, una cama con mis sábanas de tonos pasteles con puntos, mis peluches preferidos que aún usaba como almohadas y una televisión mediana. Había encendido las velas aromáticas, y olía agradable, todo era perfecto. Me sentía literalmente en casa, cómodo.

El lugar en sí era una maravilla, por las afueras de un color blanco, dos pisos con decoraciones plateadas por todos lados, una sala cómoda con nuestros muebles grises. En el jardín una gran estatua de un ángel y muchas flores que mamá plantó al llegar ayer en la mañana. Todo era cálido y agradable,
Impecable.

Tomé una ducha y escogí una camisa normal sobre un suéter de lana morado, unos jeans claros sin rotos y unas converse negras. Había adoptado ese estilo simple desde que estaba en primero de secundaria.

Bajé las escaleras con mi bolso sobre mi hombro y mamá me recibió dándome mi desayuno, guardé en mi mochila antes de abrazarla y despedirme.

Papá me llevaría a clase como acostumbraba desde siempre, así que subimos a su auto Porsche, y comenzó el trayecto siendo de acompañante una música suave, sonreí cerrando los ojos hasta que minutos después, habló.

—Espero que hoy sea un buen comienzo para ti— dijo mi padre estacionando el auto a las afueras del nuevo instituto.

Miré a mis alrededores, el instituto era enorme, o quizá era la costumbre de mi vieja escuela. Este sin embargo era de tres pisos, color beige, casualmente no había casi nadie a las afueras.

—Papá, eso me haz dicho desde que llegamos a la nueva casa— rodeé los ojos y me quité los lentes guardándolos en mi bolsillo.

—Sé cuanta ilusión te hace todo esto— dijo para abrazarme de imprevisto, sonreí —Mañana me iré a trabajar al norte de la ciudad y no sé cuándo vuelva, por favor cuida de tu madre— se alejó —Prometo que llegaré a casa en unos días.

—Apuesto a que le dijiste a ella, que cuidara de mi— reí.

—Cuídense mutuamente— acompañó mi risa —Extrañaré estos días la comida de Isabel— bajó la mirada.

—Vamos, di que la extrañarás y ya...

—Si— soltó una risa —Lo haré, a ti también.

—Te amo papá— dije sonriendo.

—Y yo a ti, hijo.

Le mire por última vez y bajé del auto tomando con fuerza mi bolso, me despedí con la mano y crucé la calle tocando la cera del lugar, volteé y noté que él aún esperaba a que entrase, como siempre lo hizo desde que era un niño, le sonreí sintiendo un gran amor en mi pecho, y entré al lugar.

Bajé el rostro al ver algunas miradas quemando, y me dirigí al horario buscando mi grado, vi que me tocaba matemáticas, sonreí, mi materia favorita.

—¡Hola!— exclamó una voz femenina haciendo que saltara del susto.

Voltee viendo a la causante, una chica rubia de ojos claros sonreía extensamente, tragué grueso asustado, yo nunca hablaba con nadie.

—H-Hola...

—¿¡Cómo estás!?— preguntó en voz chillante. Animada.

—Eh... Y-Yo...

SuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora