Suyo

Capítulo siete: Quédate conmigo.

KILIAN

Exhale el humo de mi cigarrillo sabor a menta, con la vista fija en el teléfono que pocas veces usaba, mientras buscaba alguna red social para descargar. No había nadie a mis al rededores rondando, estaba recostado contra un árbol al frente de la casa de Asher, luego de haber entrado en su habitación y que me echase como un perro.

Reí por lo graciosa que era la situación, estaba a punto de cumplir un capricho del castaño, y eso no era algo usual. Sólo deseaba que él volviese a clases, esa sensación que me daba al él estar junto a mi, era aún más saciable que matar en aquel ring de boxeo.

Aún podía sentir aquella electricidad desconocida en las yemas de mis dedos al rozar por un segundo su piel. ¿A caso venía con alguna droga incluida? Su piel, su maldita piel tan suave y bronceada me ponía duro. Chasquee los dientes pensando en lo que estaba pasando. No era nada normal todo esto, ¿Por qué me interesaba tanto?

Quizá era por su personalidad suave, al igual que su voz, o quizá por sus ojos, se me hace difícil sacármelos de la mente. Nah, tal vez sólo se me pasará luego de follarmelo. Al menos eso espero, porque de lo contrario no sabría cómo alejarme de él antes de arrastrarlo a mi mundo oscuro, el maldito no lo resistiría.

Miré el teléfono el cuál hizo un sonido al finalizar la descarga de Instagram, ingrese creándome un perfil falso para buscar a la victima. Le di click al buscador.

"Josh Foster"

Salió de primero afortunadamente, tenía muchas fotos de su maldita cara y un total de veinte mil seguidores. ¿Tantas ratas seguían al bastardo? Yo había tenido el triple y eso que ni siquiera fui yo, había sido un imbecil gracioso que se hacía pasar por mi, aún recuerdo su excusa antes de perder la mitad de sus dientes.

Toqué la imagen del perfil la cual me llevó a su historia y entonces él solo pisó su tumba. Era una historia de hace cinco minutos, de Foster llegando al gimnasio y aparte de eso, con la dirección incluida. ¿Qué necesidad tiene la gente de publicar toda su maldita vida?

Con una sonrisa ladina guardé el teléfono en mi bolsillo, tiré el cigarrillo ya consumido al suelo y volteé viendo hacía la ventana de Asher, sus luces seguían encendidas, su habitación era tan rara, muy rosada, pero bueno, cada quién tenía sus propios gustos, y a decir verdad, tanta ternura me incitaba a la lujuria. Quizá era él.

Mientras manejaba a mi casa pensaba el por qué Foster era tan imbécil. Creí que la golpiza que le di a él y a sus amigos el otro día había sido suficiente, pero no, al salir del instituto estaba a punto de golpear a Asher por provocarme. Entonces supe que lo mejor sería no defenderlo, nadie más podía saber que yo era su protector o algo así. Nunca antes había cuidado a nadie, ni lo haría frente al público.

Asher no podía depender de mí. Por eso lo llevaría a aprender a defenderse, nadie debería depender de otro.

Luego de unos minutos, casi una hora, pasé por el camino custodiado lleno de árboles para llegar a mi hogar, distinguí autos afuera, más de lo habitual. Quizá James tenía alguna reunión. Estacioné afuera bajando del coche, uno de sus hombres me recibió avisándome que efectivamente tenían una.

La mansión oscura estaba alumbrada por diferentes luces led en cada esquina del lugar, nos habíamos mudado un total de cinco veces desde que vivía con James, pero este era ahora desde hace dos años, nuestro lugar permanente. Forrado por paredes de un azul oscuro con un total de tres pisos. El primero consistía de la entrada, una puerta de madera con figuras nos dejaba pasar, pero antes de llegar a la puerta un jardín de rosales decoraba el camino a la mansión. James tenía un gusto algo gótico, que también me agradaba.