LA FALSEDAD DE LA VIDA PT. II

17 6 0
                                    


La desilusión se abre paso como el abrazo de la sombra,

Una sombra que alcanza su máximo esplendor a medianoche,

Al alba de las penumbras que ocultan la luz solar,

Que en ocasiones va más allá de un astro,

De una estrella refulgente que da calor y abrigo,

La noche tan oscura y tormentosa,

El escenario ideal para la distorsión de una mente,

Que busca descansar al abrigo de las tinieblas,

De la colisión con un conocido

Tan familiar y distinguido a lo largo de los meses y décadas que se acumulan,

Una a una en el avance de la vida,

La cual intensifica la desazón que no halla desahogo

Ante los turbulentos olvidos que mancillan su memoria.


Como un ciclo condenado a la repetición

Para comenzar con el dolor y perecer en la aflicción,

Donde el avistamiento conocido se posa sobre la conciencia

En un reencuentro nostálgico,

Que evoca confianza en el lecho de la oscuridad

Como amiga eterna,

La cual espera pacientemente una nueva unión

Luego de la caída desde la luz,

Es un alumbramiento del ser con su sombra

Que sangra y esta lastimada de tanto actuar un papel burlesco,

Un ser que no es mas allá de lo que creen que es,

Y no hay enunciado mas irascible

Que una opinión absoluta sobre un alma desconcertada.


¡Un clamor ignorado que sucumbe en la desintegración del espíritu!

A la luz de la luna,

Engendrado como su hijo

Bajo la polaridad de la luz y oculto bajo lo oscuro,

Se encuentra un ser de plata

Que ha perdido su fe y esperanza

Y acaso ¿Puede ser juzgado por haberse rendido ante la espera de un mejor mañana?

Cuando día a día

La violencia sigue en aumento,

La destrucción se camufla en guerras sin sentido,

El poder se vuelve el aliento de almas codiciosas y nauseabundas,

¿Quizá la luz pueda resurgir impetuosa y bravía ante la oscuridad vil y engañosa?

Los milagros se convierten en un eufemismo

Que no inspiran más que al engaño tan necesitado

Para un alma afligida y dolida,

Porque el poder contra la vida no es un juez justo,

Y allí el ser regresa a la estancia de la oscuridad que permea su vivir,

Que cesa su sed y calma su hambruna.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Thanatos © PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora