Las llamas con su incandescencia vehemente y alocada,
Su fulgor que ciega e ilumina el sendero de un caminante errante,
Un nómada que busca el retorno hacia la tierra que no es de nadie,
Ni siquiera propia, siempre extraña y lejana,
Inhóspita y agreste como las llamas que refulgen de los habernos,
Que calcinan en un abrazo voraz que consume y absorbe,
Que degrada hasta la decadencia de una vida afligida e intranquila,
En busca de un placebo a la tormenta que se desata en su interior,
Y se resguarda en gritos y sollozos.
Gritos que braman desde lo recóndito de un ánima extraviada,
Devastada y desperdiga por largos trechos que han sellado su pasado,
Donde habitan sus tormentos cual brea calcinante,
Que mancilla y se esparce inundando todo a su paso,
Quemando y derritiendo memorias que soportaban los instantes álgidos de una vida apremiante,
Diseminada por caminos de remembranza pasada,
De dolores sofocantes y desconsuelo apremiante.
¡Cuánto ardor proclama tu alma!
La lumbre se alza impetuosa y orgullosa,
Victoriosa y sórdida,
Perentoria y culminante, tan voraz e insaciable,
En su anhelo de extinguir la permutación de la vida,
Vida sufrida y agónica de un pobre caminante,
Que, ante sus últimos suspiros,
Derrama la hiel de su alma como brotes de agua salada.
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Thanatos © Poemario
PoesiaLa representación del impulso destructivo que se alberga en el ser, que en compañía con la oscuridad se cierne sobre el alma ... La pasión de un fragmento de vida © Thanatos