LA PÉRDIDA DEL SER PT. I

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La finitud de una decisión

Se resume en el instante en que se vuelve vida ante las palabras,

La expresión que une palabras

Y conforman una frase

Que no engloba la conjunción y el caos

Representado en la elección final,

Trasciende la condensación del pensamiento

Mezclado irrefutablemente y arraigado a las emociones,

Es allí donde el pensar y el sentir se hacen homólogamente dispares,

Inconexos e inseparables,

Una lanza que atraviesa el aire

Cual decisión lanzada al viento

Esperando que no caiga de regreso

Como un filo que se adhiere a la piel hasta desprenderla.


La seguridad continúa siendo aparente,

No hay tal entidad abstracta que pueda garantizarla,

Aun menos ante la sangre que se desborda,

Que encuentra su cause bajo la dermis

De una piel tan frágil como el cristal convertido en arena

Luego de sentir el calor inclemente de las brasas ardientes,

Las esquirlas viajan y retornan

Tan dispersas y dividas

Después de un recorrido desesperanzador,

Y el álgido vacío que perfora el corazón de un ser dominado

En un incesante yugo que arrastra consigo,

Que se moldea y forma parte de su cuerpo,

Como una piel impropia que se convierte en alas de plomo

Deteniendo su tiempo en la vida,

Que limitado y pesaroso esclaviza,

Al espíritu jadeante

Y a un corazón desfallecido,

Arruinado e irreconocible,

¿Puede haber aflicción más grande y condena más impía que observar a un extraño revelado al otro lado del espejo y sentirlo como un conocido indeseado? 


Un corazón marchito que ha perdido su fulgor

Reclama el centro de un cascaron formado cuerpo

Que resquebrajado se deshace hasta impregnar el aire,

Un corazón que ya no se acelera,

Sus latidos son agónicos e irregulares,

Se hallan ocultos y estáticos

Ante la vida encapsulada en pasión,

Lo que hacía a su cuerpo distenderse

Y solo fluir ante la sonrisa y el gozo de poder ser,

De disfrutar momentos limitados de fervor excelso

Que eran acariciados por el resplandor de la pintura formada lienzo,

Allí residía el impulso de vivir,

Pero ahora, luego de un viaje avasallante

No hay sonido que haga resonar el vacío

Ni color que haga despertar el furor,

Los pálpitos continúan, aun se escuchan

Son automáticos como fuente de supervivencia,

Sobreviviendo por ley natural de la conservación,

Siendo ignorante ante la muerte del ser

Que se halla al fondo del abismo convertido en cenizas

¿Hace cuanto la primera muerte azoto a un ser ingrávido y devasto su existencia hasta la autoaniquilación? 


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Thanatos © PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora