Capítulo 3.

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Si había algo que realmente detestaba era el hecho de tener que levantarse temprano para ir a ese trabajo con el que tenía que luchar día con día, pues para él ir a esa oficina era como entrar a un campo de guerra sin un arma para defenderse pero lo peor de todo es que todos estaban expectantes para el momento en que se rindiera por fin.

Toda su vida había sido fácil si tenía que reconocerlo. Su padre había procurado darle lo mejor todo el tiempo y él jamás sintió la necesidad de plantearse los típicos cuestionamientos acerca del futuro puesto que sabía que no tenía por qué calentarse la cabeza con cosas que no le afectarían en realidad.

Siendo el niño mimado de siempre, recordaba que su padre le pidió estudiar Administración Empresarial y él simplemente había aceptado porque no tenía interés ni siquiera en estudiar algo diferente o parecido, pero puso la condición de que aquello tenía que ser en una escuela fuera de Londres, por lo que lo mandaron a estudiar a una de las escuelas más prestigiosas de Nueva York en Norte América.

Desde que tenía memoria, había sido un chico completamente sociable, de esos que no necesitaba hacer llamadas ya que siempre las estaba recibiendo por los distintos amigos que tenía esparcidos por todas partes. Las fiestas eran algo que realmente disfrutaba estando en compañía de ellos y al encontrarse en Estados Unidos se había enamorado de los viajes a Los Ángeles y las Vegas, en realidad estando en aquel lugar todo había sido diversión pura.

El día antes de su graduación su padre le había llamado con la noticia de que abriría una empresa en París y había pedido que regresara lo antes posible a Londres para ocupar su lugar en la compañía durante seis meses o un poco más. A pesar de que al principio había dicho que no, su padre lo había convencido con la amenaza de que le quitaría todo si lo hacía.

No había disfrutado de su graduación pues se tuvo que marchar…

Llegar a Londres después de estar en lugares donde el sol brillaba con más fuerza, había sido demasiado extraño y en cierta forma deprimente.

Deseaba con todas sus fuerzas llegar a ser como su hermana mayor Gemma quien si se preocupaba por los asuntos de la empresa a tal grado de empezar a estudiar diseño de modas simplemente para abrir una línea que le perteneciera a su familia y así poder enfocar los eventos que realizaban únicamente a la misma. Ella disfrutaba ayudando, mientras él prefería sentarse a tocar la guitarra y escribir canciones sin sentido.

Gruñó levemente al recordar el día en que su padre lo había presentado como su suplente en la empresa. No había podido evitar estar nervioso, pero al pasear su mirada por todo el lugar notó a ese chico de cabello castaño y ojos azules sentado a un lado del amigo de su padre, Robert. Pensaba que ese chico no podía ser más hermoso, pero se dio cuenta de lo equivocado que estaba cuando lo miró sonreír en el momento en que todos aplaudieron ante la noticia de que se abriría una nueva empresa.

Él era un romántico empedernido, creía en el amor a primera vista a pesar de no haberlo vivido – hasta ese momento – y también pensaba en que éste se podía encontrar en cualquier ser humano, sin importar razas, nacionalidades, sexualidad, etc. Y a pesar de que recibía burlas de sus amigos por eso, ese día sus creencias se habían hecho más fuertes.

Stay |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora