Capítulo 4.

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Sus ojos verdes se enfocaban en todas direcciones ya que no sabía exactamente hacia dónde dirigirlos, esa era una de las razones por las que odiaba esperar a las personas, pero sabía que no todo el mundo podía ser como él quería y mucho menos su mejor amigo se adaptaría a su manera de ser. Pensó en que tal vez él debía de empezar a llegar tarde a todas sus reuniones, podría ser que él estuviera haciendo las cosas mal al ser puntual.

Los pensamientos del rizado volaban muy lejos cuando su amigo entró a la pequeña cafetería donde se habían citado. Al final, el castaño no había podido llegar a la cita que había agendado con Harry y habían tenido que quedar para otro día y a otra hora para poderse ver.

El rizado no pudo evitar sonreír al notar a Liam acercándose con una cálida sonrisa dibujada en su rostro. La barba le quedaba graciosa puesto que él lo había visto por última vez cuando no la tenía, eso realmente era nuevo.

-          Pequeño – soltó Liam al estar cerca del rizado – Ven a mis brazos.

El chico se puso de pie para abrazar a su amigo con fuerza, demostrándole de esa manera lo mucho que lo había extrañado y la falta que le había hecho cuando él se había ido de Londres a estudiar lo que su padre le había impuesto.

Después de unos momentos se separaron y se sonrieron ampliamente para tomar sus asientos, uno frente al otro, como en los viejos tiempos.

-          Ya no estás tan pequeño – se burló, Liam.

-          Tú pareces un oso con esa barba – contestó en su defensa.

Liam estiró una mano para revolverle el cabello amistosamente por su comentario.

-          ¿Ya has pedido?

Cuando Harry negó ligeramente con la cabeza, Liam decidió tomar la iniciativa para llamar a alguien que les tomara la orden. Su amigo bromeó un poco con el chico que les atendía preguntándole qué contenían las cosas cuando en el mismo menú lo decía y cuando éste se retiró volvió su atención a su amigo.

-          Espero que traigas historias interesantes de América – movió las cejas, divertido.

-          Todo es emocionante ahí – se encogió de hombros – la gente siempre suele encontrar distintas maneras de divertirse hasta en días de trabajo.

-          Eso es lo que necesitamos – soltó – Y estoy seguro de que te lamentas por haber vuelto a Londres, querido heredero – bromeó.

No pudo evitar hacer una mueca de desagrado ante lo dicho por su amigo, puesto que no quería ser un simple heredero, eso lo dejaba como un inútil ante las personas.

-          Al principio me quería marchar apenas llegué – confesó.

Stay |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora