Capítulo 5.

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La suerte había estado de su lado en el momento en que hizo una reunión con los encargados de las áreas puesto que al parecer todos quedaron completamente sorprendidos por las cualidades de las que ellos pensaban que carecía. No era idiota, su carrera no había sido concluida por su dinero, la Universidad en la que había estudiado era demasiado prestigiosa como para aceptar, así que para los exámenes tenía que leer todo lo que en ocasiones no había leído ni una sola vez. Sabía de qué se trataba el administrar una empresa, no era del todo nuevo, sólo los nervios lo habían dominado los primeros días.



Louis por su parte lo ayudaba sobremanera, cosa que confirmaba que era el mejor dentro de la empresa y que también hacía a Harry preguntarse la razón por la que ocupaba el puesto de un simple asistente con su inteligencia.



Lo rechazaba una y otra vez de maneras completamente amables, con sonrisas relucientes y ojos cargados de arrepentimiento, pero con el paso de los días se habían hecho muy buenos amigos. Hablaban por horas acerca de sus gustos y situaciones de la empresa haciendo ocasionales bromas; los silencios mientras trabajaban no eran incómodos, podían quedarse por horas en la misma habitación sin siquiera mirarse logrando que todo pareciera perfecto e incluso correcto.



Era su día libre y realmente no encontraba nada interesante que hacer en su solitaria casa. Liam no tenía tiempo de estar con él ya que estaba en una cita con aquel chico del que habían hablado y eso lo había orillado a encontrarse en la gran plaza que se encontraba en el centro.


Caminaba con las manos metidas en los bolsillos mientras observaba las cosas de los aparadores de las distintas tiendas. Una de ellas llamó su atención y se había detenido para obtener algunos artículos de golf a pesar de que sabía que era realmente malo en aquel deporte, pero para pasar tiempo con sus amigos valía la pena.


Pasó por una tienda de sus favoritas y empezó a observar un par de botas que seguramente le lucirían bien, cuando sintió que algo o alguien golpeó contra su pierna. Miro hacia abajo y se topó con una pequeña de unos cinco o seis años aproximadamente de ojos grandes y azules y cabello rubio; era demasiado hermosa y llevaba puesta en el cabello una diadema con un moño y unas orejas enormes como si fuera minie, cosa que la hacía ver más adorable.


- Lo siento - dijo ella, en un tono demasiado bajo, luciendo completamente avergonzada.

Harry sonrió sin poderlo evitar ya que en su interior tenía una terrible debilidad por los niños que no podía ocultar cuando los tenía cerca. Se hinco para quedar a su altura y la miró de frente esperando no asustarla.


- Está bien, pequeña - le restó importancia - ¿tú estás bien?

Ella asintió levemente para responder a su pregunta. Él miró a todas las direcciones esperando encontrar a alguien que las buscará desesperadamente como todo padre normal lo haría, pero no obtuvo éxito.


- ¿Estas perdida? - preguntó, curioso.

- No - dijo, firmemente.

- Entonces sabes dónde están tus padres - asumió.

- Ahí - señaló una tienda con su pequeña mano

Stay |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora