¡Corre!

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Sexto día.

Era hora del almuerzo y no nos dejaron ir a cambiarnos, todas estábamos empapadas de lodo hasta el cabello por el juego de resistencia que habíamos pasados apenas hace unos minutos, esto era como los exploradores: cada juego o reto superado era una insignia, estas eran de tela y nos tocaba cocerlas a nosotras, la persona con menos estrellas recibe castigo el último día de campamento y por eso todas nos esforzábamos a mil por mil y hasta el momento no había perdido ni una sola.

-Felicidades- me sonrió Sara –Yo también gané, Zari y Astra no- se burló mientras las mencionas rodaban los ojos.

-Spooner y yo hemos pasado- ambas sonreímos.

-¿Poder arcoíris, Spooner?- dijo Zari y Spooner suspiró.

Sara me miró y sonrió para luego abrazar a Spooner rápidamente, así que "poder arcoíris"; en el transcurso del almuerzo Spooner se quedó a solas conmigo mientras ambas terminábamos de comer, yo me había atrasado y en un momento vi que me miraba y abrió la boca.

-Es un secreto, Ava, mi familia lo desconoce y...

-Tranquila, ganamos porque somos el equipo arcoíris- le sonreí mientras tomaba su mano.

-¿Tú?- sus ojos brillaron y yo asentí –Algo me lo decía.

No hablamos mucho ni nos preguntamos nada sobre el tema, pero minutos después Sara estaba atrás de mi con sus manos en mis hombros y riendo de una chica que se había caído de la mesa, Zari y Astra comían manzana cuando de repente un fuego artificial estalló en el cielo, todas las chicas guardaron silencio, unas se veían entre ellas y Sara se acercó lento hasta mi oído.

-No me sueltes la mano- susurró.

Y cuando una de nuestras guías le prendió fuego a un fuego artificial y este estalló en el cielo, gritaron: ¡CORRE! Y salí corriendo al lado de Sara con nuestras manos entrelazadas, rodeando el bosque y la montaña alcanzamos un sendero, corrí sin saber a donde iba hasta que empecé a ver el lado en la orilla. Había un par de barcas y en el centro una gran tarima, no llevaba bañador, nadie llevaba bañador, estábamos repletas de lodo, al llegar a la orilla subimos con las chicas a las barcas y fue solo cuando miré al frente y a al lado, vi el montón de barcas que se acercaban. Las nuestras eran rojas, las del frente verdes y las del lado moradas, eran los tres campamentos.

-¿Siempre se hace esto?- pregunté aún exhausta y las demás solo asintieron.

Empezamos a remar, rápido, fuerte, seguro y cuando llegamos a la plataforma tomamos lugar en el suelo, nadie se saludó con los otros campamentos, los guías estaban de pie, las dos rubias y con cuerpazo y super cabello eran las nuestras, los dos altos y morenos hombre eran del campamento masculino, el chico y la chica que tenían rasgos latinos eran del campamento mixto.

-¡BUENAS TARDE CAMPISTAS!- gritaron los seis.

-¡BUENAS TARDES!- gritaron todos, y digo "gritaron" porque yo no, no sabía qué demonios sucedía.

-Hay caras nuevas cada año, y cada año explicamos por qué elevamos la bandera- hasta el momento en que una de mis guías, Rebecca, habló, no me había percatado de la bandera blanca que se elevaba y mecía con el viento –Hace un par de años murieron dos de nuestros guías en rescate de una de nuestras chicas y un chico del masculino, ambos guías eran del campamento mixto y año tras año, en ambos campamentos reunirnos de improviso a despedirles es una muestra del respeto y gratitud de que estos amigos, gruías, compañeros y campistas, corrieron de improviso a salvar a los jóvenes. Hoy izamos la bandera, hoy respetamos sus vidas, un año más mostrando gratitud por sus muertes.

Todos bajaron la cabeza y yo lo hice también, Spooner tomó mi mano izquierda y Sara la derecha, todas estábamos de la mano, los guías se desplazaron y en cuestión de minutos fueron expulsados dos cohetes que al estallas formaron el color morado. Cuando el ritual llegó a su fin, Sara soltó mi mano y la vi correr hasta un chico, era lindo, alto, musculoso y de cabello castaño.

-Constantine- dijo Spooner a mi lado –Primer beso, y bueno, no es primera vez porque está prohibido hacer esas cosas en el campamento y...

-Y no se ven afuera de aquí- terminó Astra –Una lástima- presionó mi hombro –Ven, vamos, tal vez si ve que nos estamos yendo, se venga.

-¿Y Zari?- pregunté.

-¡Aquí!- saltó sonriendo y llegó a nosotras –Vamos, subamos, hay que apurar a Sara.

Todas subimos a la barca, me senté junto a Spooner, luego Zari y Astra y de última Sara, estaba incomoda e infeliz, sentía su mirada en mi espalda mientras remábamos.

Cuando te Conocí - AvalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora