¿Ahora sí?

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Día 27.

Cuando iba a venir al campamento una de las guías les avisó a mis padres del baile de despedida y en mi maleta había una gran bolsa de tela donde estaba guardado mi vestido azul, justo ahora que estaba buscando mis medias de arcoíris, recordé que necesitaba planchar y colgar mi vestido. Faltaban dos noches y llegaría el día tan esperado. Las chicas (incluyendo Sara que seguía sin hablarle y yo ya me había rendido) habíamos quedado de vernos en la fogata a media noche, llevaba mi pijama mas celentito porque el frío era insoportable, cuando estaba lista, me amarré el cabello y me puse la bufanda en el cuello, salí tranquilamente siguiendo el camino iluminado, a lo lejos solo veía una figura frente a la fogata, ella nunca se volteó a verme y yo no quise llegar a su lado, me senté cerca del fuego y me quedé ahí mirando el cielo.

-¿Estás bien?- habló pero no contesté, ni siquiera la miré –Ava- me nombró y mi estomago se contrajo, cerré mis ojos y suspiré.

-Sí- respondí aún sin mirarla.

Sus pasos venían en mi dirección, tomó asiento a mi lado y así estuvimos un par de minutos. Creí que eran horas y por alguna razón mis ojos se empezaron a llenar de lagrimas, mi pie derecho se movía cada vez más rápido y de un momento a otro estaba mordiendo mi labio inferior.

-¿Segura que...

-¿y si no fuese así, a ti en que te afecta?- le respondí y me puse de pie -¿Ahora sí? Ahora después de siete días te interesa si estoy bien o mal- miré mi reloj, eran las 12:06 am –Creo que las chicas ya no vendrán.

-No, yo, yo les he dicho que quería hablar contigo- dijo y observó sus manos.

La miré, la miré sin que ella volviera a verme, movía su pie derecho y jugaba con sus dedos, su boca temblaba y el cabello se le volaba con el viento.

-Lo siento- levantó su cabeza y me miró. Luego de muchos días pude por fin verle la cara, sus lindos y profundos ojos celestes, sus cejas recién sacadas y sus labios, sus preciosos labios.

-No tienes que repetirte que lo que hicimos estuvo mal, es amor lo que sien...- me detuve –Es amor, y yo no sé si lo sientes pero yo sí, ya lo he sentido.

-Yo también siento amor- susurró y respiré hondo, muy hondo.

-Déjalo así, Ava, no tienes que decirlo para que no me sienta mal, nos iremos en pocos días y ya, no tendrás que lidiar conmigo ni con esto- abrí mis brazos y ella levantó su rostro.

-Es que por eso te lo digo, porque no quiero estos tres días sin ti, no quiero tener que bailar con mis amigas en el baile, te quiero tener a ti, Ava- me tomó de la mano y la miré.

-No- aparté mi mirada –No es lo que quieres.

Y me voltee para empezar a caminar pero ella tomó mi brazo con fuerza y me giró hasta quedar frente a ella, el viento volaba su cabello y sus labios temblaban, la miré y por mis mejillas se deslizaron unas cuantas lagrimas.

-No creas saber qué es lo que quiero, Ava. Porque no lo sabes, porque no tienes la capacidad de ver mi corazón y cerebro, quiero que lo entiendas y quiero que me perdones porque quiero llevarte al baile, bailar contigo y poder tener la dicha de abrazarte y besarte por estos últimos días, no te pido más, no quiero más. Lo único que quiero y necesito es a ti- sus ojos estaban empañados, sus manos temblaban y sin poder resistirme me abracé a su cuello mientras me apretaba por la cintura, cerré mis ojos y aquel momento fue único.

Cuando te Conocí - AvalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora