-Ava

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Día 25.

El viento golpeaba fuerte y el cielo estaba tan gris que si los relojes no existieran, probablemente no creería si me dijeran que apenas eran las diez de la mañana. Las ventanas del techo del pequeño salón que estábamos empezando a adaptar para el baile del día 29, recibían los golpes de la ventisca. Sara no me hablaba y las chicas habían terminado de entender la razón sin preguntarnos a ninguna de las dos, curiosamente el frío estaba tan tolerable que yo estaba con un shorts, una blusa celeste y mis tenis de correr, los abrigos se encontraban en las perchas de las entradas, mientras las pocas que habíamos sido asignadas a limpiar el lugar lo hacíamos. Las chicas hablaban conmigo todo el rato, a Sara la habían asignado a otro lugar y en lo que levábamos de la mañana no la habíamos visto. El lugar era gris con ventanas en las partes altas y una gran puerta de metal, el selo era de madera y en el frente había una tarima, el lugar era totalmente hermoso, rustico pero hermoso.

-Ya solo falta que instalen las luces y decoren- suspiró Astra -¿Quieres que te traiga algo de beber?- me miró y negué.

-¿Vas afuera?- pregunté y ella asintió.

-Vuelvo, pensábamos en quedarnos a practicar los bailes y jugar un rato cartas- sonrió y asentí.

La puerta se abrió y entraron algunas personas con cajas negras, dejaron sus chaquetas y el viento que entró al abrirse la puerta hizo que se me erizara la piel, suspiré y me senté en una esquina apartada del resto, Sara entró con ese grupo, se veía un poco seria.

-¡Sara!- llamó una chica peliroja y Sara la siguió.

Escaleras se levantaron en las paredes y en una hora habían luces alrededor de todo el lugar, faltaba colgar una bola en el centro de la pista, de la cual se estaban encargando las guías.

-¿Hay que dejar todo listo?- pregunté, Zari y Astra asintieron.

-¿Por qué siempre lo dejan listo tan antes?- preguntó Spooner.

-Porque a nadie le gusta hacerlo un día antes- su voz, la miré y ella me devolvió la mirada por unos segundos.

Las chicas se percataron del contacto visual y de la nada la cabeza de Astra cayó en mi hombro, Sara se volteó y volvió con el equipo que fue asignada.

-Ava- murmuro Astra y la miré –Ven, sígueme.

Y sin saber por qué, la seguí, salimos del salón con nuestros abrigos y ella me llevó a una banca que estaba cerca del bosque, se sentó y esperó a que yo lo hiciera.

-Sé que ninguna nos lo ha querido decir, ninguna lo niega o confirma pero creo que la más afectada eres tú- apretó mi mano y mi ojos se cristalizaron –El amor no es sencillo y menos si no te corresponden, más aún si pierdes a una amiga.

-No la culpo- dije y Astra asintió –No puedo obligarla a aceptar que le gustan las chicas, que le gusto, no quiero asfixiarla- dije y ella sonrió.

-Te entiendo, Ava, nosotras lo hacemos. Y por eso estoy aquí, porque tú ya lo hayas aceptado no quiere decir que no te afecta tu decisión. Yo no tengo 15, tengo 18 y este es mi último año acá- sonrió –Soy la mayor y me sentía con el deber de hacerte ver que tienes en mí y en Zari una par de amigas- me abrazó y sonreí.

Sonreí porque Astra era la última persona de la que yo esperaba ese tipo de cosas, la abracé y estuvimos así un rato hasta que empezamos a reír y a congelarnos por el frío.

-Oye- la detuve antes de entrar.

-¿Sí?- dio media vuelta y me sonrió.

-Gracias- murmuré y ella sacudió mi cabello.

-Vamos, entra rubia- me empujó y entramos riendo.

Dejamos los abrigos y cuando me voltee a ver la tarima Sara me miraba seria, tan seria como los últimos días, le sonreí de medio lado.

Cuando te Conocí - AvalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora