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Estar atrapada entre cuatro paredes no le causaba malestar o ansiedad alguna puesto que ella no era una persona muy activa o de salir mucho, preferiría evitar el contacto con el resto de seres vivos, el simple hecho de haber adoptado una mascota fue un gran paso para ella. (...) se sentía cómoda en el silencio, pero su acompañante no tanto.

Itadori Yuuji, un chico de 15 años que había fingido su muerte por un bien mayor y ese bien era evitar que los peces gordos, de la misma academia dónde estaba, le tendieran otra trampa para tratar de matarlo. Sí seguía vivo era gracias a esa maldición que residía en el interior de su cuerpo.
Él no se sentía muy bien, una parte de él estaba realmente molesto por lo que le había sucedido a Junpei Yoshino, quería matar a golpes a la chica delante de él, solo por ser "amiga" de la maldición que había causado todo ¿Y por qué no lo hacía? Todo su cuerpo le pedía lanzarse encima y matarla, tenía tanto rencor guardado en su interior, tanto odio, y aún así no podía evitar sentirse diminuto ante la presencia de ella.

Y la risa de Sukuna en su cabeza no lo hacía sentir mejor.

— ¿Por qué? —pronunció bajo, pero fue escuchado por ella—. ¿Por qué ayudas a una maldición?

Mahito era un ser despreciable y sin escrúpulo, había atacado humanos sin distinción, desde pequeños niños, hasta adultos. Yuuji se llenaba de rabia y asco a recordar cómo los niños transmutados lloraban mientras lo atacaban, pues sus conciencias seguían ahí, gimiendo de dolor y suplicando la muerte para acabar con aquel constante sufrimiento.

—No la estaba ayudando, solo lo observaba—y ella se oía tan desinteresada, tan ajena a todas las desgracias que Yuuji no pudo aguantar levantarse y tomarla por el cuello de la camisa, levantando su puño para golpearla, pero algo más tomó su cuerpo.

"Tendré el dominio de tu cuerpo por un minuto a cambio de devolverte la vida"

— ¡JAJAJAJA! —el cuerpo de Yuuji fue marcado por extrañas líneas oscuras, su mirada cambió, sus ojos eran diferentes—. Ha pasado bastante tiempo, no pensé que te volvería a ver aquí, juraba haber eliminado cada parte de ti cuando te asesiné

(...) ni siquiera tenía miedo, miraba con calma a aquél que era conocido como El Rey de Las Maldiciones, Sukuna Ryomen.

—Ni siquiera sé quién eres—pero ella no tenía ni idea de quién tenía delante, era peligroso, la enorme mano en su cuello apretaba con fuerza, y aunque el aire ni circulaba, ella no parecía asfixiarse

—Lo recordarás pronto—Sukuna eliminó su presencia justo a tiempo, dejando solo a Yuuji en aquella posición donde sistema fuertemente el cuello de la chica

— ¡¿ITADORI QUE CREES QUE HACES?! —Rinka, que venía acompañada de Nanamin, rápidamente corrió a separar al estudiante de la prisionera—. ¡TE DIJE VIGILALA, NO AHORCALA!

Yuuji ni siquiera recordaba cuando le puso la mano en el cuello, pero al soltarla, pudo ver horribles marcas en este, eran sus dedos, amorataron la piel de (...).

— ¿Estás bien? —la amable hechicera preguntó por el estado de la prisionera, pero esta no se veía muy afectada—. Sé que estás enojado, pero no tenías que hacer esto, ella no puede morir aún

—Itadori, será mejor que vayas a la otra habitación, Gojo te está esperando

El muchacho echó un último vistazo a (...) y se fue, no quería entrar en más detalles, ya estaba demasiado confundido.

—Tu cuello se ve mal

— ¿Trajeron a mi gato? —unas horas antes, Rinka le prometió traer al felino con ella para que se sintiera más tranquila, y eso era lo único que le importaba

—Lo siento, fuí a tu apartamento pero él no estaba, lo busque en los alrededores, pero tampoco encontré nada—explicó la mujer y por apenas segundos pudo notar un atisbo de tristeza

—Entiendo... ¿Cuándo será mi ejecución?

—En una semana, después del festival deportivo, hice lo que pude, pero los peces gordos quieren tu cabeza—Rinka consideraba que (...) podía llegar a ser una pieza importante, sí le daba una segunda oportunidad ella podría ayudar a aquellos que fuesen atacados por la maldición de cara parchada, sin embargo, ni Gojo, ni Nanami la apoyaron en eso, y nadie más creía en sus palabras, sí esa mujer era aliada de las Maldiciones su único destino era la muerte—. Pero voy a intentar...

—Rinka basta—le frenó Nanami—. Ella no es nuestra aliada o una víctima que necesite protección, lo admitió, no deberías continuar hablado por ella

—Pero su habilidad...

—Odio a los peces gordos tanto cómo tú, pero sí continuas con esto te vas a meter en problemas

(...) ignoró la conversación de los hechiceros, poco o nada le importaba si decidían matarla o defenderla, justo ahora su único pensamiento era si Bowie estaba bien, si alguien lo había robado o él mismo escapó, quizás Mahito...
A Bowie le agradaba Mahito, pero no tenía idea si él era capaz de llevarse al gato ahora en su ausencia, tal vez lo haría, tal vez incluso fué él quién lo dejó salir.

∆✪✪✪✪✪✪∆

Las Maldiciones estaban por todo Japón, por todo el mundo, naciendo constantemente gracias a aquellos humanos que no eran capaces de controlar su energía. Se podría pensar que todas ellas vivían ocultas en esquinas oscuras y callejones poco transitados, que se asomaban bajo la cama y en los lugares menos esperados, pero justo aquellas de primer grado tenían un escondite algo más, cómodo.

— ¡VOY A INCINERAR A ESE MALDITO ANIMAL! —Mahito corría felizmente con un gato en brazos mientras otra maldición de aspecto volcánico lo perseguía—. ¡TRÁELO AQUÍ AHORA!

En aquella "playa" hermosa y soleada, las Maldiciones de grado especial pasaban sus días asoleandose y nadando, jugando y divirtiéndose como adolescentes estúpidos. En realidad, ni siquiera parecía que fueran peligrosos.

—Deja de quejarte Jogo, fuiste tú el que perdió 14 veces seguidas en el monopoly—Mahito esquivaba las ondas de fuego que su compañero lanzaba, y al mismo tiempo protegía al felino—. ¡Ya te dije que no puedes matarlo, no es mío!

Mahito había pensado que era buena idea robarse a Bowie y apostar con Jogo en el juego de mesa, no solo eso, pensó que también era buena idea burlarse de que un gato fuera más listo que él.

— ¡TRAE A ESE ANIMAL AQUÍ!

Mahito frenó el paso al ver llegar a Geto, este venía acompañado de dos humanos, brujos específicamente.

—Hola Geto, dile hola Bowie—el felino ronroneó y mordió el dedo de Mahito pero a este no pareció importarle—. Que bueno que llegas, Jogo no deja de perseguirme

— ¿Debería preguntar por qué tienes un gato?

—No es mío, era de Levana, pero ahora ella no está, se la llevaron los hechiceros y estoy demasiado aburrido sin ella—Mahito soltó a Bowie y este huyó de él, corriendo detrás de otra maldición—. Pensé en matarlo, pero humillar a Jogo fue más divertido

Mahito hizo un puchero, realmente esos días había buscado de todo para distraerse, torturando niños, matando personas, pero seguía emberrinchado con su "papel de burbujas indestructible". De hecho, eso había puesto a Mahito más fastidioso e infantil de lo normal, y lamentablemente era Jogo quién pagaba por esas burlas.

Solo (...) aguantaba la actitud de niño pequeño y loco sádico.

—Por ahora olvidemos el asunto de la escritora, nuestra prioridad es Sukuna Ryomen, pero sí las cosas salen bien, quizás podamos traer de vuelta tu juguete

Mahito sonrió ampliamente, parecía que Geto tenía planes y esta vez podría arrastrar a la escritora en ellos.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2023 ⏰

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Love Story [Mahito x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora