El plan era simple: Ganar los juegos y salir con el dinero.
Pero existieron muchas cosas que no precipité cuando acepté la tarjeta de aquel hombre con traje:
El pago que conllevaría el perder, lo que por consecuencia me haría valorar por primera v...
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Era un hecho que Sae-byeok y yo no éramos de hacer mucha conversación. Pero no era incómodo, me gustaba. Era una chica muy distinta a las pocas que había conocido en mi vida, pero realmente y por alguna razón me sentía bien con ella.
Solo caminamos un rato más, hasta que ella se detuvo y miró hacia las escaleras superiores. Seguí su mirada y había una chica, sentada, sola. Nos miramos entre nosotras y sin decirnos una palabra, nos dirigimos hacia ella.
Cuando subimos las escaleras y estuvimos frente a ella. La chica peli pintada y con una pequeña perforación en la nariz levantó la mirada con falta de expresión.
—Hablen.
—Únete. – mi compañera fue directo al grano.
—No tienes un equipo ¿no?– di un paso a ella con mis manos en mis bolsillos. Ella levantó su barbilla. —Acompáñanos.
La chica, tan simple como nosotras dos, solo se encogió de hombros con un leve puchero en sus labios y se levantó de la escalera, siguiéndonos el paso de regreso.
Nos reunimos todos en el sitio acordado y vi a un par de hombres que no había visto antes. Nos sentamos en un círculo de grupo, esperando que anunciaran el inicio el juego. Gi-hun nos contó a cada uno, pero faltaba un jugador más.
Sang-woo no estaba muy contento por lo que veía y la confirmación fue cuando señaló a nuestra nueva compañera.
—¿Y quién te invitó a ti?
Pase una mano por mi rostro y suspiré, presionando mis labios. Imaginando lo que diría. Sinceramente no pensé en él cuando la invitamos a unirse.
La chica nos señaló con su cabeza a ambas que estábamos a su lado.
—Sus compañeras.
Los ojos acusadores de mi compañero invadieron a Sae-byeok por unos cuantos segundos y luego se dirigieron a mí.
—Era importante traer solo hombres. – repuso seriamente hacia las dos.
Exhale por la boca y mire hacia otro lado, ignorando su comentario.
—Veo que no me quieren aquí. – la nueva nos miró a Sae-byeok y a mí antes de proseguir. —¿O me equivoco?... Ya me voy.
Se iba a levantar, pero le sujete el brazo antes de que lo hiciera.
—Te equivocas, solo siéntate.
Mi mirada aterrizó en Sang-woo, quien arrugó el entrecejo y gruñó por lo bajo. Observando disgustado.
—Mi-yeong-
—Ya déjalo. – le repliqué arrastrando mi voz. —Ni siquiera sabes que vamos a jugar.
—Estoy ocasionando problemas. – ella habló sin la mayor trascendencia e intentó volver a ponerse de pie.
