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Tensión...

Incomodidad...

Desconfianza...

Esas tres sensaciones fueron las que profanaron el lugar en el que los cuatro estábamos sentados, rodeados de un gran banquete.

Sang-woo se había quedado atrás cuando escapé de él en el baño, fue a los dos minutos después de que yo hubiera llegado, que apareció por aquella puerta de entrada. Y con nosotros cuatro ahí reunidos, los guardias dieron inicio a la gran sorpresa que nos tenían preparada.

Nos colocaron a cada uno la elegante vajilla con la comida y nos sirvieron el fino vino, mientras el resto de guardias terminaban de encender las velas, para adornar el ambiente.

Abrieron la tapa del platillo principal frente a mí.

Carne.

Cabizbaja, y sin saber muy bien qué hacer, mire a mis compañeros de reojo.

—La cena está preparada. – uno de los guardias rompió el pesado silencio. —Como muestra de gratitud por el sacrificio y el esfuerzo que han realizado los finalistas, y también para animarlos a que se esmeren más espléndidamente en el último juego. No se preocupen y disfruten del banquete.

Mire a Sang-woo, que fue el primero en comenzar a comer. Desde aquí, sus manos sosteniendo los cubiertos se movían ansiosas, tomando y cortando la comida. Y sus mordiscos eran lentos pero fuertes. Como si quisiera sentir y saborear cada bocado.

Baje la vista de nuevo a mi plato.

Tenía frío.

Me temblaba la rodilla.

Lentamente, tomé la copa de vino y la llevé a mis labios, el líquido pasó por mi garganta. Luego, tomé mis cubiertos y corté la comida en mi plato.

Al contrario de mis dos compañeros hombres, que podía escuchar perfectamente cómo estaban devorando su plato, yo apenas podía dar mordiscos fuertes. La comida estaba deliciosa, pero no podía disfrutarla. Me temblaba el pulso y el cuerpo, estaba sudando, me sentía débil. Pero no pude evitar seguir comiendo, o al menos intentar.

Con la cabeza gacha, mis ojos viajaron hacia Gi-hun, quien en el instante que terminaba con uno de los panes, iba a por su vino, y así con el resto de su plato y los manjares a su alcance. No habíamos tenido comida decente en días, y ahí la prueba.

Desvíe la mirada a Sang-woo... y al instante me arrepentí de hacerlo.

Porque me estaba mirando fijamente.

Baje la mirada rápidamente a la comida. De golpe sentí mis mejillas calentarse.

Él estaba comiendo, pero aún así, me miraba, y eso me hacía sentir peor. Lo que menos quería ahora era que mi cabeza recordara lo qué pasó en el baño.

𝐒𝐪𝐮𝐢𝐝 𝐆𝐚𝐦𝐞 | 𝐂𝐡𝐨 𝐒𝐚𝐧𝐠-𝐰𝐨𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora