20. En efecto, Santa Mierda.

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Autor: mybluesky 🪐 Traducción: arielHHr

☆゜・。。 ・゜゜・。。 ・゜★

La Sra. Green no pierde el brazo, pero estuvo muy cerca. Tuvieron que quitarle más de la mitad del tejido muscular y se espera que sobrelleve meses de rehabilitación. Incluso entonces, no se espera que recupere completa función de su brazo.

Un catéter es puesto en su pecho para las diálisis y es enviada a terapia intensiva después de la cirugía, donde la han estado monitoreando toda la semana. Vi a su esposo en la cafetería y me puso al corriente de su progreso, al igual de sus intenciones de demandar al Dr. Karadağ. Alptekin está a salvo, sin embargo, ya que terminó yendo al lugar cuando ni siquiera estaba de guardia.

Le cuento esto a Ceren en un café.

—¿Podrían haberlo demandado de todas formas? — se pregunta con la boca llena de panecillo. —No estaba de guardia, entonces técnicamente no era su responsabilidad.

Muevo la cabeza.

—No sé ni mierda. La ley es toda escabrosa sobre nuestros deberes algunas veces. De cualquier forma, merezco un gracias. — declaro indignada.

—No me quedaría esperando, — Ceren dice. —No después del episodio que tuvieron en la cena. Solo agradece que te defendió ante el Dr. Karadağ.

—Realmente no me defendió. Solo estaba poniendo en su lugar al Dr. Karadağ de la única forma que sabe. Fui como un... peón. Solo sucede que estaba ahí.

Ella suspira con nostalgia. —Dios, ¿porque tenía que tener libre ese día? Siempre me pierdo lo mejor.

—No lo sé, pero estoy empezando a pensar que no me pagan lo suficiente por toda la mierda que soporto.

—¿Estás empezando a pensar eso?

—Touché. Debería haber sido una... florista o algo. — murmuro y ella luce sorprendida.

—¿Una florista? ¿En serio?

—Claro. Solo son flores. A nadie le importa realmente si una flor se muere. Lo esperas, de hecho. Y no te despiden o regañan por eso. Si te picas con una espina de una rosa, no tienes que hacerte análisis médicos para el VIH. ¡Oh! ¡Ysiempre huele bien! Nada de hedor de heridas. ¿Puedes imaginar lo relajante que sería ese trabajo?

—Buen punto. No es muy tarde para un cambio, — dice a sabiendas. Le lanzo una mirada seria.

—No me tientes.

Un momento de silencio pasa en el que ambas bebemos nuestro café. Ceren ve la ventana y golpea el lateral de su taza con su dedo. Dice, —¿Escuchaste que llamó a la Dra. Atakan para que hiciera la cirugía con él?

—No, — contesto, sorprendida. —Pensé que el Dr. Zucco lo haría porque ya estaba ahí.

—Bueno, aparentemente ella acepto hacerla y el Dr. Bolat confía en ella.

—Eso es raro, — medito. —Toda su pequeña relación es... es rara. — Muevo mi cabeza y luego me inclino cerca de Ceren. Bajo mi voz, aunque no hay nadie que conozca presente y a los meseros no podría importarles menos nuestro cotilleo del trabajo. —¿No crees que esté teniendo una aventura con ella, verdad?

Ceren arruga la nariz en disgusto.

—¿Crees que insistiría en que se casara con Serkan si se estuvieran acostando?

—Cosas más raras han sucedido, — le aseguro, aunque eso suena un poco enfermizo. No tiene mucho sentido. Si a Alptekin le gustara de esa forma, entonces seguramente no estaría presionando a su hijo para que se casara con ella. Y, de todas formas, Alptekin es lo suficientemente grande para ser su padre. ¿Qué clase de hombre tendría que ser para acostarse con una mujer más joven y luego empeñársela a su hijo?

Ordenes MédicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora