10 | Alto, oscuro y apuesto George Willems

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Welcome Panamá —La voz en inglés resonó con fuerza dentro del gran auditorio, repleto de cientos de gimnastas que intentaba mantener sus murmullos al mínimo—. Meishel Miranda.

Escuchar a su país siendo anunciado en los altavoces junto a su nombre (muy mal pronunciado) junto con una Becky que parecía sentirse como pez en el agua bajo los reflectores.

Su leotardo de competencia, de mangas largas y lleno de pequeñas mariposas hechas con fina pedrería, su cabello aplastado con una gran cantidad de ganchos para el cabello y el gel que mantenía el cabello en su lugar casi brillaba por la enorme pantalla a sus espaldas.

Massiel repitió la rutina que había estado ensayando frente al espejo desde que recibió la llamada de la federación de gimnasia.

Sonreír e inclinarse.

Saludar a la cámara.

Lucir confiada y al mismo tiempo intocable durante esos breves segundos hasta que el maestro de ceremonias pasó a la chica que estaba a su lado.

La ceremonia fue larga y cansona.

Con muchos más discursos de los que esperaba entre los miembros de la federación, autoridades locales y un juramento que todas tenían que pronunciar. Pero le permitió a Massiel despejar un poco su cabeza de todas las cosas que habían sucedido en tan solo un par de horas antes.

Principalmente la sensación que le había provocado el apretón de manos con Marceline y las palabras que Becky le había dicho cuando estuvieron solas en su habitación.

La terrible palabra con R.

—Retiro... —susurró en cuanto bajaron del escenario y caminaban de regreso a sus asientos—. ¿En serio preguntaron si me iba a retirar? ¿Después de haber sido campeona interamericana hace un par de meses?

Becky sostuvo el puente de su nariz entre sus dedos y no contestó hasta que ambas llegaron a sus asientos.

—Estás a nada de cumplir veintidós años y lastimosamente para ellos eso es viejo en el mundo de la gimnasia —masculló con resentimiento—. Max no me lo dijo con esas palabras exactas, pero creo que prefieren invertir en gimnastas más jóvenes... lo que es excelente siempre y cuando sea el mismo apoyo para todas.

Y eso no solo la afectaba a ella. La mayor parte de la inversión al deporte solo se enfocaba en el lado masculino de los deportes más populares. En selecciones nacionales de fútbol, en las ligas de béisbol y baloncesto.

El resto de los deportes no pasaban sin pena ni gloria y la situación era mucho peor para las mujeres que lo practicaban. Pagas más bajas, menos espacio en los medios de comunicación y casi una nula inversión en ellas. Incluso cuando algunas traían a casa más victorias que su contraparte masculina.

A Massiel le había costado mucho hacerse un espacio en la gimnasia nacional. Su familia era de clase de media, con dos padres que trabajaban todos los días y siempre tenían cuentas que pagar. Su apellido era uno entre el montón y la mayoría de personas nunca creyeron que llegaría lejos por su edad o su contextura.

Tuvo la suerte de tener a personas que creyeron en ella, de que su familia siempre la apoyara y haber tenido el talento suficiente como para resaltar entre el montón.

—Que hijos de la...

—Lenguaje —Becky le pasó un brazo sobre los hombros y dejó caer su cabeza sobre su hombro. El abrazo resultó algo reconfortante para Massiel, pero no ayudó a calmar su enojo—. Solo tenemos que decirles que este no es el mejor momento para hacerlo, no cuando las olimpiadas están cerca y existe la posibilidad de que puedas ser elegida.

Bailando con las manos atadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora