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Giuliana

Se suponía que yo dormiría hasta tarde, es sábado y por ende los fines de semana duermo todo el maldito día, pero algo o mejor dicho alguien no tuvo la mejor idea de despertarme.

—como amaneció la nena más hermosa? —me sonríe mientra  acaricia mi cachete 

—diría que bien, pero alguien me despertó

Quiero hacer algo antes de volverme a Buenos Aires, pero no estoy seguro, tengo un re cagaso, quiero perder mi virginidad, estoy por cumplir 19 dentro de unos días, y no se no quiero llegar a esa edad siendo más virgen que la propia virgen maría

—en que pensas? Te hablo y ni bola

—en que quiero perder algo antes de volver a Buenos Aires —miro a Paulo haciendo una mueca

—perder algo? Mmm tira una tanga por la ventana y la perdes  —rie mirándome, es un pelotudo

—no Paulo, no hablo de eso, me refiero a que quiero dejar de ser virgen, no se si me doy a entender

—ah eso, y con quien? Tiene que ser con alguien que conozca, porque es algo que jamás vas a olvidar giu, tenes que estar segura de eso

—si, lo se, pero tengo un cagaso encima gordo, estoy por cumplir 19 boludo no puede ser que llegue virgen a esa edad

—giu, escúchame, da igual a que edad lo hagas, el tema es que vos estés segura, no lo hagas porque creas que eso te va hacer sentir diferente, bueno no se si diferente pero vos me entendes —se pasa la mano por el pelo riendo

—si, pau,  yo quiero eh

—me dejás hacer algo?-murmuró, sin sacar sus ojos de los míos y yo asentí despacio, por lo que el me agarró la cara con una de sus manos y me besó despacio, lento, acercándose a mi, y se puso de costado como estoy yo, quedando de frente a mi.

Decidí desconectar mi cabeza por un rato, y  dejé que el haga lo que dice, no sé. Me giró un poco para dejarme boca arriba, sin dejar de besarme, me agarró piel de gallina cuando subió la remera hasta mi panza, dejándomela al aire. Le mordí el labio sin querer cuando me rozó el elástico de la tanga con uno de sus dedos, pero el me beso con más intensidad a medida que me la iba bajando un poco, y por inercia, le agarré la mano apenas me tocó, porque me hizo estremecer hasta el último pelo, lpm este pibe me re puede

Paulo...—murmure, pero al segundo se me escapó un jadeo, porque no hay nada que haya sentido que se le parezca a esto, la verdad. Iba a decirle que pare, que no estoy preparada, pero todo eso quedó en la nada misma cuando empezó a acariciarme, mientras que me daba besos por el cuello, y los gemidos empezaron a salir de mi boca sin que yo lo controle, al igual que mis piernas, todo esto para mi era algo nuevo

-tranquilaa-murmuró el también, mordiéndome fuerte el cuello antes de empezar a hacerlo con más intensidad y yo le tiré del pelo con fuerza, quedándome literalmente con la boca abierta, sintiendo algo que no puedo poner en palabras, realmente.

-p...pará, pará...-dije entre gemidos, porque siento una sensación en la panza muy rara, me hormiguean las piernas y lo que sale de mi boca es cada vez más fuerte, sin que pueda controlarlo.

-relajate...-murmuró, y yo tragué saliva, asintiendo despacio, dejando que... que mi cuerpo reaccione solo, y lo hizo, temblando de arriba a abajo, de una manera que me asustó, mientras que paulo me besaba y no dejaba sus dedos quietos, sólo lo hizo cuando yo también me quedé quieta, respirando demasiado agitada, sintiendo mi cuerpo un poco húmedo, cómo si... como si no sé, Paulo levanta su mirada pasándola en mis ojos y me sonríe para luego darme un beso corto.

𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒗𝒐𝒔- 𝑷𝒂𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒚𝒂𝒃𝒍𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora