Un chico algo diferente llegó a cambiar la vida en el Instituto Ryutei.
La discriminación racial y el acoso escolar no son solo un problema entre humanos, sino entre los mismos vampiros y familia.
Primera historia con un chico "negro" en Diabolik Lo...
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Las luces de colores habían cesado, la luz del sol entraba por entre las cortinas.
Despertar.
La euforia de la noche anterior había pasado, se sentí una especie de pesada resaca.
No una resaca física por el alcohol, sino el peso de toda la adrenalina nocturna.
–No quiero ir a casa– balbuceó quien dormía sobre mi hombro.
Me incorporé y él resbaló al sofá, era ¿Ayato? ¿A qué hora terminó el junto a mí?
Me dispuse a buscar a quienes habían llegado conmigo.
Al rozar con los muebles fríos del lugar, me dí cuenta que no llevaba camiseta. De verdad había sido una tremenda fiesta.
–¡Es de día perritos~!–dijo Raito mientras Yui y la chica con quién bailaba Yuuri en la noche abrieron la cortina del ventanal principal.
Mis ojos se irritaron y por acto reflejo los tapé con la el brazo, cualquiera confirmaría el cliché de los vampiros y la luz solar, pero en realidad, era por la larga noche de fiesta.
–Si, es medio día chicos, tenemos que entregar el lugar –Dijo Raito con un aplauso para despertar a todos.–¡Arriba!
–Buenos días dormilón ~–Dí una palmada en la cabeza a Kino.
–¿Dónde dejaste tú camiseta, picarón~?–despertó juguetón.
–Etto... –me sonrojé un poco al tratar de recordar–Sinceramente no lo recuerdo.
–Aish, hombres solo piensan en cosas sucias–una chica me lanzó la camiseta –Atrapala campeón. Ayer te tiraste la bebida encima cuando chocaste conmigo y la dejaste secar en el balcón....
–Gracias....–murmuré apenado mientras la atrapaba.
Todos entre quejas comenzaron a levantarse y a recoger sus cosas.
Con la luz del día todo parecía diferente, el lugar no era tan grande y extravagante como parecía.
–Si, es una bodega de los negocios de Sakamaki -sama–me dijo Ruki al ver como observaba todo.–Tecnicamente les pertenece a esos seis, pero hasta los pequeños príncipes tienen reglas.
Solo suspiré y me puse la camiseta para luego partir.
Tal vez mi sueño de ser un chico normal que disfrutó de su último año de preparatoria, no era tan tonto después de todo.
Junto con Kino y Yuuri salí por la puerta principal, para subir a nuestra limusina que esperaba fuera del lugar.
