Un chico algo diferente llegó a cambiar la vida en el Instituto Ryutei.
La discriminación racial y el acoso escolar no son solo un problema entre humanos, sino entre los mismos vampiros y familia.
Primera historia con un chico "negro" en Diabolik Lo...
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“La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en una médica, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación.” –expuso Reiji en la clase–Es una frase de su libro: Camino Hacia la Libertad, la autobiografía de Mandela-san.
El día de la prevención había llegado, y después de todo lo ocurrido en éstos días, al parecer mis compañeros habían aprendido un poco.
El profesor invitó a los demás grupos, pero sólo expusimos los de tercero.
Shu apesar de su falta de ánimo, hizo una gran exposición, ya que nuestro padre estuvo presente también.
De igual modo, Ruki mostró como era la vida de los niños negros antes de las reformas anti-apartheid.
Y después siguieron otros de mis compañeros en exponer, fue grandioso como cada uno de ellos utilizó una parte de la historia de Sudáfrica que reprecentaba algo de su propia vida.
Y al final entré yo en escena, yo tenía un arma secreta para mi exposición, al mismo Mandela en persona.
Mi tío pasó al frente conmigo, y prácticamente, él hizo el trabajo por mí, yo o mis compañeros preguntábamos, y él respondía.
“Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que trabajar con él. Entonces se convierte en tu compañero.”– Recité frente a la clase al terminar las preguntas.–Esta frase, no la había comprendido hasta éstos últimos días, la única forma en que pudimos lograr una especie de paz entre nosotros, fue conociéndonos mejor, trabajando juntos, tal vez sigamos teniendo nuestras diferencias, pero podemos tolerarlas.
Toda comenzaron a aplaudir y mi tío me abrazó para luego sentir la mano de mi padre en mi hombro. Después de eso, se convirtió en un abrazo colectivo.
–Chokorêto-chan!
–Charlie-nii!
–Kuro, compañero–ese último había sido Ayato, me dió una palmada, me sonrió y se fue corriendo.
Esa noche sentí que tal vez si había valido la pena trabajar por la paz de forma pacífica.
