"Me pintaste un cielo azul
Y luego vuelves y lo conviertes en lluvia"
Donde los planes y la vida de Aurora Fitwilliams son volteados de cabeza con la llegada de una nueva y singular familia a Forks, el pequeño pueblo en el que vive (y odia).
Edward...
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Y ahí estaba, frente a la casa de la familia Cullen. Quedaba bastante apartada del centro de Forks, si le preguntaban.
Habian cruzado el puente sobre el río Calwah, donde la carretera se desviaba hacia el Norte. Las casas que aparecían de forma intermitente al pasar se encontraban cada vez más alejadas de la carretera, y eran de mayor tamaño. Después, sobrepasaron otro montón de edificios antes de llegar al bosque neblinoso.
"Voy a cobrarle la gasolina." gruñó, subiendole el volumen a la música. Sonaba Hey Jude de The Beatles. La banda favorita de su abuelo. De ser por él, a ella la habrían nombrado Penny Lane, pero siguió el deseo de su abuela de llamarla como una princesa. Eso no evitó que su abuelo le pusiera todas los álbumes de The Beatles desde que salió del útero de su madre.
"...Remember to let her under your skin, then you'll begin to make it..." Canto con sentimiento. Cuando pasó el auto se Emmet lo vio carcajear. Aurora le sacó el dedo de en medio y lo adelantó. Ahora ella iba detrás de Edward y el auto de Emmet iba de tercero.
Suspiró cuando vió girar el carro de Edward de forma brusca para tomar un camino sin pavimentar. No estaba señalizado y apenas era visible entre los helechos. El bosque, serpenteante entre los centenarios árboles, invadía a ambos lados el sendero hasta tal punto que sólo era distinguible a pocos metros de distancia.
Pocos kilómetros después, ya no habían tantos árboles y de pronto pasaban por una pequeña pradera. Inmensas ramas de seis cedros daban daban sombra a todo un acre de tierra. La sombra de los árboles protegía los muros de la casa que se erguía entre ellos, dejando sin justificación alguna el profundo porche que rodeaba el primer piso.
Aurora recordaba haber pasado un par de veces por esta dirección.
La casa de unos cien años de antigüedad, era atemporal y elegante. Estaba pintada de un blanco suave y desvaído. Tenía tres pisos de altura y era rectangular y bien proporcionada. A la lejanía podía escuchar el sonido del río fluir, oculto entre el bosque.
Aurora apagó el motor del auto, mientras apreciaba de cerca la hermosa casa. Ella siempre pensó que su casa era una de las mejores en el pueblo, pero la casa de los Cullen simplemente parecía sacada de un cuento de magia.
"Wow." No pudo evitar murmurar mientras abría la puerta de su auto. Para su sorpresa, Edward estaba ahí. "Sino conociera el pueblo, habría pensado que me llevabas a un lugar retirado para matarme y vender mis órganos."
Le daba la espalda por lo que no vio la expresión incomoda en el rostro de Edward.
"¡Eres un lento, Emmet!" Se burló Aurora desviando su atención al mencionado mientras baja de su Jeep junto al resto de sus hermanos.
"Ay, vamos." Se río. "Las carreteras son demasiado angostas. En una autopista te ganaría."
"Lo dudo." Tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás porque Emmet era alto, mucho más que Edward, pero no se dejó intimidar.
