Caso cerrado

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Abracé a los que habían sido mis compañeros estos últimos meses, sabía que volvería a verlos sin embargo me costaba contener las lágrimas para mi misma; habíamos pasado por mucho, tantas emociones, tantos giros, pero al fin resolvimos el caso.
Di un último achuchón con todas mis fuerzas para luego darme la vuelta e irme hacia el carruaje que me esperaba, hice un gesto de despedida por la espalda con mi diestra ocultando así mi rostro lleno de lágrimas.

—¡Que sepas que iremos a visitarte! —Gritó Hefesto a modo de despedida.

Una vez fuera de la vista de todos me senté un rato en el suelo antes de subir al carruaje, abracé mis rodillas y empecé a llorar a "moco tendido" como dirían algunos de mis ahora nuevos amigos.

—¿Está bien señorita? —Preguntó el cochero mientras se acercaba en mi dirección, alcé la vista y asentí levemente, este se inclinó hacia mi y me extendió su mano junto con un pañuelo. Con su ayuda me puse en pie para luego limpiarme las lágrimas, intenté devolverle el pañuelo pero él insistió en que me lo quedara. —¿Está lista para volver a casa?

Casa, cuanto te había extrañado, sin embargo no quería volver, pero era mi deber.
El cochero llevó mis maletas a la parte trasera del carruaje mientras yo me subía y acomodaba en éste, una vez dentro inicié mi regreso a Atnam.

Tras casi un día de viaje acabé llegando a casa, madre me recibió vistiendo su gran armadura y un potente y cálido abrazo, podría ver en su cara que de verdad estaba preocupada por mi. Se dirigió hacia el carruaje a coger mi equipaje, agaché levemente la cabeza en modo de agradecimiento.

—¿Has hecho muchos amigos? —Preguntó madre mientras entrábamos en casa.

Era una misión oficial madre, no había tiempo para hacer amigos... Aunque, si que los hice, y hablando de amigos, debería ir a visitar a...

—¡MA-RÍ-AAAAAAAAAAAAAAAA! ¡HAS VUELTO! —Gritó Cecilia desde la entrada alzando los brazos para venir corriendo hacia mi. —¡Cuánto te he echado de menos! ¡Que alegría que estés bien! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

No pude evitar ruborizarme, me ponía un poco en evidencia, ¡Madre me estaba observando! Por favor Cecilia la compostura... En fin.

—¿Quieres ir a pasear María? ¿Puede ir a pasear María? ¿Podemos ir a pasear? —Preguntó repetidas veces Cecilia a mi, a mi madre y a si misma.

—Por supuesto Cecilia, tendréis mucho de lo que poneros al día, no os retendré. —Comentó mi madre.

—¡Pero Lady Cassandra! ¡Usted seguro que quiere hablar con su hija! ¡Ha sido muy egoísta de mi parte querer ir a pasear con ella! —Replicó mi amiga ante su propia petición.

—No te preocupes, me basta con saber que mi hija está sana y salva, así que idos.

Cecilia me agarró del brazo y me sacó de casa, me despedí de madre haciendo un gesto con la mano esbozando una leve sonrisa. Tras un rato caminando nos alejamos bastante de mi casa, del "público" en general, se podría decir que estábamos realmente a solas en un pequeño parque rodeadas por unos preciosos árboles y unas elegantes flores plantadas al rededor de unos bancos de madera frente a una fuente.

—No creas que no lo he notado, María.— Cecilia se paró frente a mi —¿Rompiste tu voto?

—Sí.

—Y por ello has perdido tus poderes, ¿Verdad?

—Sí.

—¿Sabes acaso que vas a hacer ahora?

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2022 ⏰

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