Presentación.

316 23 12
                                    


Llevarte conmigo a Quimera era una prueba indudable de lo que eras capaz de hacer por mí sin pedirte nada.

Después de pasar mucho tiempo decidiendo por las dos y arrancándote lo que quería de ti, te brindo la posibilidad de ser tú quien decida qué debes darme. No creas que suelto la cuerda que te ata a mis deseos. Convénceme de que todo merece la pena...》




* * *




Tuvo la sensación de que todo pasaba a cámara lenta. Apretó con fuerza la mano de Calliope a medida que avanzaban en dirección al salón. Pudo ver las dos chicas de Addison en el suelo de rodillas junto a ella, apoyadas en sus talones. Mark le guiñó un ojo al entrar con la intención de hacerla sentir bien; sin embargo lo único que logró hacer fue sonreírle tímidamente por los nervios.

-¡Mi primogénita se digna a aparecer!-exclamó Antón con tono irónico.

Situada detrás de ella, en una posición casi oculta, logró visualizar a Alex apoyado en el zócalo de la chimenea; sintió mil ojos clavados en ella cuando Callie se apartó para saludarlos a todos efusivamente. Por suerte, le seguía sujetando la mano y eso le otorgaba una seguridad que en ese momento necesitaba.

-Bienvenida, querida... -La mujer elegante y de modales aristócratas la
besó en la mano y sonrió-. Un placer conocerte; mi nombre es Addison y mis dos preciosas vampiras: April y Reed.

-Mucho gusto -dijo.

Se quedó de pie sin saber qué hacer cuando Callie se dirigió a la camarera
para ponerse una copa. Alex, el hombre castaño de pelo engominado, se aproximó a ella y empezó a girar a su alrededor muy despacio.

-Arizona... -susurró-. Tengo una curiosidad innata por saber qué tipo de mujer soporta a nuestra yegua desbocada... -Se colocó delante y le sonrió- ¿Una mujer sin límites? No... ¿Quizá una esclava algo masoca? -Volvió a ponerse detrás de ella, y mientras tanto caminaba haciendo círculos, haciendo tintinear los hielos de su vaso-. No...

Arizona miró a Calliope, esta se sentó en uno de los sofás y observó la
escena. Quería buscar alguna expresión en ella que le trasmitiera algo, pero los
nervios le impedían mantenerse centrada y controlar los movimientos del otro hombre. Alex pasó el dedo por su escote y descendió despacio hasta casi rozar sus pechos.

-¿Una sumisita despistada? No...

-Quita tu mano de mi escote -soltó de repente-. Por favor... -Miró a
Callie; la ironía en la cara del hombre, los nervios y la forma de mirarla de todos los que allí estaban acabaron con su temple.

Alex soltó una carcajada, tomó su mano y la besó con suavidad en la parte
superior.

-Bravo... Una pantera... No esperaba menos de ti. -Dio un silbido y la muchacha de rasgos nórdicos se acercó a él-. Yo soy Alex y esta es mi preciosa Leah. Un placer Arizona, bienvenida a nuestra familia.

Se alejó con la joven y Arizona se quedó de pie en mitad del salón. Antón se
reía delicadamente mientras Callie seguía observándola ferozmente. Suplicó para sí que le dijera que se sentara a su lado y que no debía de preocuparse por nada, pero no fue así. Buscó con la mirada a Mark; este seguía atentamente los gestos de Callie esperando quizá del mismo modo que se pronunciara.

-¿Por qué no te presentas para todos? -Addison dio un trago a su copa-.Mis hembras tenían muchas ganas de conocerte.

«Preséntate» , dijo su mente. «Es una trampa, mira cómo se ríe, cómo intenta ponerte nerviosa delante de todos». Su cabeza funcionaba a mil por hora. «Ella no dice nada, ¿qué hago?»

De rodillas. (Calzona +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora