-Dime algo que no sepa.
-Te odio.
***
Kim SeokJin cree tener todo bajo control, pero cuando se enamora todo se escapa de sus manos. Al parecer lo que creía no era tan cierto, y todo el mal que hizo se le regresará hasta dejarlo destruido.
Inicio: ma...
Ya eran pasadas las dos de la madrugada y no había ningún rastro de KangHee. SeokJin estaba preocupado al no verla en el hogar a pesar de la hora. Su novia era una chica muy hogareña y no era de andar en fiestas o salir hasta tarde, realmente se preguntó si le había pasado algo.
No respondía sus mensajes. Tampoco sus llamadas.
Tomó las llaves de su auto dispuesto a ir a buscarla sin importar que estuviera toda la madrugada intentando dar con ella, pero se quedó congelado en su lugar cuando al abrir la puerta se la encontró de frente.
Estaba usando un vestido perfecto para salir de noche, un maquillaje impecable y aquellos tacones que le había regalado para su primer aniversario siendo novios.
—¿Dónde estabas? —preguntó casi en un susurro. De a poco su alma le regresaba al cuerpo.
—Estoy cansada. ¿Te podrías hacer a un lado?
Se quedó estupefacto cuando pasó a su lado propinándole un suave empujón con el hombro. Los tacones resonaron unos cuantos pasos hasta que se los sacó y los dejó tirados por ahí sin ninguna pizca de cuidado. No supo cómo reaccionar ante la falta de la dulzura que la caracterizaba.
—Me tenías muy preocupado —le dijo mientras cerraba la puerta—. Ahora que estamos con el tratamiento para tener un bebé no deberías salir por ahí sin más. Si te pasa algo o a esa criatura que podrías tener en tu vientre... No podría seguir viviendo, KangHee.
—Ya. Cállate un momento, por favor. Me duele la cabeza.
SeokJin hizo una mueca ante su respuesta. ¿Había estado tomando sabiendo que podía estar embarazada si es que el tratamiento estaba dando frutos? Un sabor amargo se instaló en su garganta. No podía estar siendo tan descuidada...
Pero a KangHee no le importaba. Todo lo que tuviera que ver con SeokJin cada vez le importaba menos, e incluso le llegaba a producir asco.
—Iré por una aspirina. Ve a la habitación para descansar.
Los pies torpes comenzaron a subir la escalera y SeokJin agradeció que le hiciera caso, lo que no sabía era que a la chica le había dado lo mismo lo que saliera de su boca. Tan solo iba al segundo piso para encerrarse un rato en el baño y no tener que ver ese odioso rostro por un tiempo.
Lo despreciaba tanto, pero tenía que ser paciente.
Solo un poco más y se liberaría de todo eso.
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