-Dime algo que no sepa.
-Te odio.
***
Kim SeokJin cree tener todo bajo control, pero cuando se enamora todo se escapa de sus manos. Al parecer lo que creía no era tan cierto, y todo el mal que hizo se le regresará hasta dejarlo destruido.
Inicio: ma...
La mañana llegó y KangHee se despertó al sentir un cuerpo presionándose contra el suyo. Quiso empujarlo de inmediato, pero sabía que no podía actuar precipitadamente, por poco la noche anterior y casi lo había arruinado al pasarse de copas. Agradecía no estar tomando ningún tratamiento para ser madre, y mientras SeokJin siguiera en su burbuja de la familia feliz creyendo que las cosas estaban resultando como él quería, todo iba a estar bien.
Se giró y se topó con ese rostro que despreciaba tanto. Y es que tan solo unos meses atrás podría haber dicho que estaba perdidamente enamorada de ese hombre, pero cuando vio las cámaras de seguridad que se le habían facilitado para revisar lo que había sucedido en el trágico accidente que le había arrebatado a su familia, supo que ese hombre solo podía ser una cara bonita sin nada más. Le había dejado sin familia, e incluso así dormía plácidamente como si nunca hubiera hecho algo malo.
Lo odiaba. Tanto hasta llegar a un punto en el que a veces pensaba en qué sucedería si tomaba una almohada y se la ponía en el rostro hasta que se le extinguiera cada rastro de mi vida. Pero no podía. Por mucho que lo pensara, estaba segura de que nunca se podría manchar las manos de esa forma.
Ella no era como él. No por lo menos esa mañana.
Así que cuando la persona a su lado abrió los ojos, hizo lo posible por formar una sonrisa como si disfrutara despertar a su lado. SeokJin por su parte, sonrió genuinamente. Amaba a KangHee como nunca había amado a alguien en su vida. No podía imaginar una mañana sin despertar a su lado o una noche en el que el otro lado de la cama estuviera sin ocupar.
Su novia era su todo. Y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de darle la felicidad que merecía. KangHee estaba al tanto, y sabía que cada pequeño capricho que tuviera iba a ser resuelto con tan solo abrir su boca y pronunciar un par de palabras.
—Iré a bañarme. Te espero en el baño.
Destapó su cuerpo del blanco edredón que le cubría y supo que tan solo eso bastó para SeokJin viera su silueta y cayera rendido a sus pies al instante. Su novio podía ser tan manipulador, pero en el fondo se dejaba dominar por quien tenía su corazón entre sus manos.
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