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Su mañana? Horrible. Su desayuno? No tenía sabor. Su ida al instituto? Detestable.

Sin duda, esa mañana no tuvo ganas de hacer absolutamente nada, estaba muy cansado como para si quiera sentarse, pues se había quedado despierto toda la maldita noche, ya que no tenía ganas de dormir, y cuando llegaba a dormirse un poco, le llegaba el pensamiento de que posiblemente no podría volver a ver a ese misterioso chico que pudo alegrar sus días al menos por un minuto, y luego de tener ese mismo pensamiento ya no podía dormir de lo triste que era tener que pensar en algo tan horrible como eso.

Apenas y logró sentarse, su cansancio era increíble, pero...que se le podía hacer? Después de todo hoy tendría que ir a clases.

Con un poco de dificultad, el canadiense se paró de su fría y destendida cama, yendo a un armario que tenía en su cuarto, para sacar de este su antiguo uniforme escolar.

El uniforme no era nada de otro mundo, solo consistía en una camiseta blanca de mangas largas con botones igual de blancos, un pantalón gris con un cinturón negro, los mismos converse morados que siempre llevaba, una corbata muy larga con una decoración de líneas inclinadas de color rojo y negro, y una chaqueta de color amarillo claro, con el logo de su antiguo instituto.

Sin duda alguna, podría decir que su uniforme era una completa mierda, aunque debía admitir que se veía un poco bien en el.

Luego de ir y cepillarse, se dirigió a la cocina para saludar a su cariñosa madre, quien ya le había hecho su almuerzo, que consistía en un simple pan lleno de condimentos, de los cuales no se podía acordar del todo.

—"Ya me voy."—Dijo el peli-azul dirigiéndose al pasillo que estaba conectado a la puerta.—"Langa!"—Dijo su madre de repente, haciendo que el de piel pálida se detuviera y se volteara para ver lo que su progenitora le iba a decir.

—"Qué sucede?"—Pregunto el mencionado en un tono serio pero a la vez cortante, pues aún estaba molesto con su madre por no haberle dicho antes sobre lo del instituto, y para colmo sin su permiso.—"ahmm...nada! Ten un buen día, esto es todo ^^"—dijo sin más la castaña, pues entendía como se sentía su hijo, además de que solo lo había dicho por simple instinto.

Sin nada más que decir, el peli-azul giró la perilla de la puerta y así abrirla, para luego irse a aquel nuevo instituto, o más bien, nuevo infierno.

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๑ ⊹₊🛹 ✦⌇꒷︶︶꒷︶︶꒷꒦︶︶꒦ ˖ ࣪ が‹ 𖥔 ࣪ ˖ ᥫ᭡

El camino a pesar de ser de 5 a 10 minutos, para nuestro protagonista fue una maldita eternidad. Hacia un calor terrible, además de que le atormentaban los sonidos de su alrededor, como los coches en movimiento, los pájaros haciendo melodías aterradoramente relajantes, el sonido del viento que le daba escalofríos, y claro, como no olvidar las voces molestas y ruidosas de las personas que arruinaba el ambiente, un sonido que para ese entonces, odiaba con todas sus fuerzas, le causaba mucho estrés, por así decirlo.

Luego de estar caminando lentamente por unas cuantas calles, se detiene de golpe, ya que al parecer recuerda una casa en específico, casa de la cual salió cierto chico de ojos ámbar anteriormente.

De parte de Langa, se pudo haber quedado horas en ese mismo lugar admirando la casa, podría observarla mil veces, y esas mil veces no se cansaría de verla, por alguna razón, esperaba que aquel mismo repartidor de cabellos rojizos saliera por aquella puerta que parecía ser la entrada, tenía esa pequeña pizca de esperanza de que podría volverlo a ver, al menos una vez más, pero la poca fe que tenía se desvaneció al ver que nadie salía de aquella casa tan peculiar.

 𖥔 ࣪ 🛹˖ Delivery ⊹日˚₊ Renga ˖ ۫ ،، ̲ 🌱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora