El aroma del placer

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Tras un mes y medio sin actualizar hemos vuelto, disculpas de todo corazón y espero que lo disfrutéis mucho mucho :)<33

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Sentado en la cama veía como Julián se acercaba a mí con una sonrisa lujuriosa que me calentaba y excitaba a la vez.

Le eché un vistazo rápido a aquella caja negra que recién acababa de dejar en el suelo y asumí que me iban a romper el culo, pero al menos lo haría un viejo mamado y buenorro al que le tengo ganas 24/7 desde el primer momento en el que lo vi.

Sacó una vela roja grande y un mechero.

"Para dar ambiente"
Pensé inocentemente mientras lo seguía con la mirada.

Se subió a la cama y posándose entre mis piernas me comenzó a besar con fervor mientras toqueteaba efusivamente todo mi cuerpo, incluyendo mi miembro, haciéndome soltar algún gemido entre el beso los cuales mayoritariamente eran ahogados con sus besos.

Se levantó dejando un hilo de saliva que luego no dudó en limpiar en bocas de ambos, agarró de nuevo la venda entre sus manos y se acercó a mí con la intención de ponerla sobre mis ojos de nuevo.

- Es para darle más emoción al juego, ¿Acaso la intriga no te hace desearlo con más ganas? - Preguntó seductoramente con una sonrisa, seguramente al ver mi cara de desagrado al averiguar cuál era su intención.

Me dejé poner la venda y, tras eso, sentí sus manos empujándome con suavidad hasta quedarme tumbado sobre las suaves sábanas que cubrían su cama.

— Quédate aquí un momento, no tardo — Dijo para luego salir de la habitación y cerrar la puerta.

Me quedé quieto en mi lugar tal y cómo él me dijo, mientras esperaba me comencé a mentalizar para lo que fuera que me haría.

Tras unos minutos volvió a entrar y escuché como dejaba sobre la mesita de noche algo que se escuchaba como dos vasos de cristal, luego escuché como si moviese un mueble y de nuevo el sonido de un vaso de cristal.

Se subió a la cama y me giró, quedando aún boca arriba pero con la cabeza en la dirección contraria en la que estaba antes, después se posicionó entre mis piernas, mientras con una mano se sujetaba para mantenerse sobre mí sin aplastarme con la otra cogió mis mejillas apretándolas un poco haciendo que abriese mi boca, cuando echó un líquido en mi boca.

Supuse que lo escupió él mismo, eso me calentó aún más, me besó tras echarlo todo, tragándolo como pude.

Sabía dulce y amargo al mismo tiempo, lo primero que vino a mi mente fue que era alcohol, también olía a eso.

Tras unos instantes de estar besándonos con emoción, instantes en los que hubieron toqueteos por todo mi cuerpo, se alejó de mí y tomó algo de la mesa, algo lo cual descubrí lo que era nada más rozó mi piel, hielo.

Junto a este noté su calmada respiración, estaba pasando un cubo de hielo por mi torso, estimulando mis pezones con este y haciéndome sacar algún que otro jadeo y teniendo escalofríos por todo mi cuerpo, los cuales me hacían arquear mi espalda de vez en cuando.

Lo comenzó a bajar, sus movimientos eran suaves, cuando de repente lo puso dentro de mi ombligo y lo soltó ahí.

De un movimiento rápido en mis caderas me dió la vuelta, quedando boca abajo, instintivamente levanté mis caderas, exponiéndome sin vergüenza solamente para él, me dió una nalgada que resonó por toda la habitación, sacándome un gemido ahogado y un pequeño espasmo más placentero que doloroso.

Entró en mí de una sola estocada, sin preparación, sin nada, esta vez me sacó un gemido de dolor, sentía que me lo había desgarrado todo, pero tras un par de movimientos comencé a sentir un placer inexplicable que me hacía gemir alto y sin remordimientos, sabía que a él le gustaba que hiciese eso.

Por unos segundos, salió de mí y escuché el mismo sonido de antes, agarró otro hielo, también escuché el sonido de un mechero supuse que para encender aquella vela roja que vi que sacaba anteriormente, y tomó algo más que no logré identificar.

Volvió a entrar en mí, mi pecho estaba pegado al colchón, al igual que un lateral de mi rostro.

Ahora sus movimientos eran lentos y profundos, lo que me sacaba pequeños jadeos y gemidos de placer, me sentía en el cielo.

De un segundo para otro noté como algo caía sobre mi espalda, algo ardiente, algo que paró mi respiración durante un instante y que me hizo gritar de dolor, inmediatamente noté un hielo en el mismo lugar del dolor.

En ese momento me di cuenta de que la vela no era para dar un ambiente agradable, sino para echarme toda la cera caliente sobre mi espalda mientras que con el hielo calmaba el dolor que este provocaba, todo esto me dejaría alguna marca quizás.

Siguió con eso hasta que el hielo se terminó por completo.

Volvió a dejar la vela sobre la mesa y con sus manos en ambos lados de mi cadera comenzó con embestidas rápidas y profundas, que tocaban mi punto G frenéticamente sacándome gritos de placer.

En eso agarrándome de mi corto cabello hizo que me levantase, quedando con mi espalda pegada a su pecho, me sujetaba con una mano en mi cuello y con otra rodeando mi abdomen bajo.

— ¿Quieres ver lo que yo veo? — Susurró contra mi oído con aquella penetrante voz que activaba todos mis sentidos.

Consumido por los gemidos y jadeos que sus profundas estocadas me generaban, mi única contestación fue un asentimiento frenético porque me quitase ya esa maldita venda de los ojos.

Cuando me la quitó tras soltar una pequeña risilla contra mi oído me sorprendí.
Al parecer, el sonido de aquel mueble pertenecía a un espejo.

Él había puesto un espejo delante de la cama, obteniendo dos vistas sobre mi cuerpo, ver aquello me hizo calentarme aún más.

Siguió embistiéndome con esas mismas ganas hasta que me empujó de golpe contra el colchón, mientras tenía una de sus manos en mi espalda, presionándome contra este noté como echó todo aquel caliente líquido en mi interior, saciándonos a ambos.

Tras salir de mi interior y estar unos minutos recuperando ambos la respiración se levantó de la cama y se dirigió hacia el armario, sacando dos toallas de este, se volvió a acercar a la cama y me extendió la mano.

— Te has portado muy bien, te has ganado que nos bañemos juntos — Dijo sonriente.

Le devolví la sonrisa y tomé su mano para levantarme, él después me cogió en brazos como a un niño pequeño y me llevó con él al baño, donde nos bañamos juntos en aquella gran bañera que tenía.

Tras vestirnos y todo salimos de su casa y volvimos a subir a su coche para dejarme en la puerta de mi casa.

— Nos vemos en clases — Se despidió de un pico en mis labios.

Le di una tierna sonrisa y me fui todo contento a mi casa, cada día este hombre me encantaba más...

☁︎︎ 𝓈ℴ𝓁ℴ ℯ𝓇𝒶 𝓊𝓃𝒶 𝒸𝓁𝒶𝓈ℯ 𝒹ℯ ℯ𝓂𝓅𝓇ℯ𝓈𝒶𝓇𝒾𝒶𝓁ℯ𝓈...˚ ⩩ ⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora