Las apariencias engañan

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Me desperté sobresaltado, pensando que todo había sido una especie de pesadilla. Deje de lado ese pensamiento al darme cuenta de que no me encontraba en la habitación del templo sino en una la cual desconocía su origen.

Mire hacia los lados tratando de analizar donde me encontraba. Las paredes de la habitación eran de un tono rojizo que hacia juego con las sábanas de la cama en la que me situaba actualmente. Al mismo tiempo me di cuenta de que no estaba vestido con mi atuendo habitual sino que había sido sustituido por un pijama de tonos grises y azulados. Con eso me percaté que todas mis armas habían desaparecido.

Empecé a entrar en pánico, haciendo así que me levantara con rapidez de la cama, maldiciendo por lo bajo justo al momento debido al dolor de cabeza que me había provocado tal acto. Me volví a sentar con dificultad, analizando de nuevo la habitación intentando encontrar algo de utilidad, ya que deducía que la puerta estaría cerrada. Observé que había un vaso de agua en la mesita situada al lado de la cama, justo en ese instante la puerta parecía abrirse.

(?) Oh, ya estás despierto. Sabes, deberías descansar probablemente te sientas más cansado de lo habitual.

(Anakin) No finjas como si yo te importase, sith. Ahora dime donde me encuentro.

(?) Sino te habías dado cuenta, te encuentras en mis aposentos y dadas las circunstancias y en la situación en la cual te encuentras, no estás en el derecho de exigir nada.

Mierda, tiene razón.

(?) Sabía que serías capaz de ser razonable, ahora vuelve a la cama. Ahora que lo pienso, debes de tener hambre, vuelvo enseguida.

(Anakin) Que mierda acaba de pasar, un vampiro se preocupa por mi y me ofrece comida, si, definitivamente me debo estar volviendo loco, eso o esto es otra de mis pesadillas muy realistas.

Debo de empezar a dejar de hablar solo.

(?) Lamentó decepcionar joven, pero esto es muy real.

Observe al sith entrar por la puerta con una bandeja llena de diversos tipos de comida, se acercó y la dejó encima de la cama.

(?) No sabía lo que te podría gustar, así que te traje un poco de todo.

Esta situación empieza a resultar cada vez más surrealista.

(?) Y eso porque, querido.

(Anakin) Deja de leerme la mente!

(?) Entonces no me mires a los ojos y pienses al mismo tiempo, cariño.

(Anakin) Ugh, realmente te detesto.

(?) Me lastimas, querido.

Dijo fingiendo dolor colocándose una mano en el pecho haciéndolo parecer más realista.

(Anakin) Bueno, ya que no me estás matando y no tienes intención de dejarme salir de aquí, podría saber tu nombre?

Soltó una leve carcajada fijando sus ojos en los míos, para luego sonreír mostrando así sus afilados e mortales colmillos.

(?) Para que quieres saber mi nombre, ya estás interesado en mi?

(Anakin) Q-que y-yo, yo no dije eso! Para de torcer las palabras.

(?) No te preocupes querido, será nuestro pequeño secreto.

Ante eso sonrió y se empezó a acercar más a mi posición, con eso empecé a retroceder para conseguir la mayor distancia posible. Sea cuales sean sus intenciones no parecían ser buenas. Deduciendo que el es la criatura de la que hablo el consejo, la cual, según mencionaron, era la responsable de atormentar a los pueblerinos por las noches.

Cristura de la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora