CAPÍTULO CINCO.

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Lana tenía los codos encima de la mesa, con sus manos hacia un soporte donde apoyaba su mandíbula y miraba fijamente a Marc, ante su mirada, el pelinegro trago en seco y con algo de nerviosismo pegaba la pieza en su maqueta.

Era un edificio sencillo, lo llamativo era que en la terraza existía un jardín ecológico.


—Me gusta tu concepto— Lana rompió el silencio y le pasó la siguiente pieza— Me gustan las cosas sencillas.

—¿Cómo yo? — bromeo Marc al poner la otra pieza, al ver que no respondía, levanto la mirada y se encontró con su encantadora sonrisa.

»¿Dije algo malo?

—Para nada. Mi corazón se aceleró al saber que aceptas que me gustas.

—No pensé al hablar.

—No lo tienes que hacer en todo momento. Marc. Siempre puedes decirme lo que quieras o lo que sientes, no seas tan lógico.


El ojicafé bajo el pegamento y se fijó en la mujer que tenía al frente, era medio día y ambos almorzaban en la cafetería de ingeniería, no sabía cómo habían resultado allí, pero estaba feliz de haberla encontrado.


—Lo siento, no quiero cometer un error contigo.

—¿Error? ¿De qué hablas Marc?


Rasco su cabeza con desesperación, porque precisamente hoy se había levantado con ese pensamiento.

Todo estaba muy bien.

El viernes cuando cada uno estaba en lo suyo, estuvieron chateando un rato, luego el fin de semana hicieron una cita virtual para ver una película que Lana quería ver y para su sorpresa, le había gustado también.


—No es nada, Lana. Solo que estoy algo estresado con esto.

—No mientas, Marc.

—Lana.

—Mira, te voy a explicar algo.


La pelinegra tomo unas piezas que le habían sobrado de su maqueta, rápidamente hizo una figura como una casa y lo miro.


—Una relación es como construir una casa.

—¿Casa?

—Edificio o cualquier estructura.

—Te escucho.

—Cuando van hacerlo, que es lo primero que se tiene que tener en cuenta.

—El terreno.

—Exacto, el terreno sería la confianza de la relación, luego— señalo unas partes de su figura— esta es la base, la cual sería la sinceridad, después están las columnas, la cual sería la comunicación, siguen las paredes, la representaremos con el respeto, luego, está el techo o plancha, eso sería la fidelidad para no mojarnos, y por último los detalles que van dentro de esta, eso sería todo lo demás como: el cariño, la amabilidad, la tolerancia, el amor, el cariño... todas estas cosas se basan en una sola cosa.

—¿Una cosa?

—Sin ella todo se podría venir abajo.

Lana aplasta la casa sorprendiendo a Marc, este alza su mirada y se topa con ese color, con el que últimamente no puede dejar de soñar y pensar.

—La confianza.

—Exacto, sino tenemos confianza en uno al otro, nunca podremos avanzar Marc, siempre nos quedaremos estancados en un mismo lugar.

—No te quiero decepcionar.

—¿Qué?

—Eres perfecta Lana, eres hermosa, inteligente, muchos chicos andan detrás de ti, veo cómo te regalan cosas o las dejan pagadas en las cafeterías, te buscan y luego estoy yo...

—Estas tú, el que realmente me gusta. El futuro arquitecto que cuida el medio ambiente, que sus maquetas son minimalista, que le gusta lo simple, ama el basquetbol, que solo le gusta el helado de vainilla, que le gusta comer pan con mantequilla y mermelada de fresa. Que mira series chinas con su prima.

—Coreanas.

—Bueno, esas asiáticas. Que ayuda a su madre con los quehaceres de la casa, que le ayuda a leer los precios a la abuela cuando van a mercar, que ayuda a una joven perdida a encontrar su salón sin importarle que vaya llegar tarde a su clase y sobre todo, el que tiene confianza en sí mismo cuando se empodera de un tema.

—Lana.

—Eres un tesoro perdido Marc y estoy tan feliz al saber que pude encontrarte.

—No sé cuándo podré contestarte a todo eso.

—Cuando veas a través de mis ojos y te des de cuenta lo maravilloso que eres. Y obviamente, veas lo maravillosa que soy.


Ante sus palabras, Marc se paró del lugar, dio la vuelta a su asiento y se sentó al lado de la pelinegra, tomó una de sus manos y con la otra barrió el cabello detrás de su oreja.


—¿Puedo besarte?

—Espero que no pidas permiso cada vez que lo vayas hacer.

—¿Es un sí o es un no?

Lana carcajeó por la pregunta del oji café, tomó el cuello de su camisa y lo acercó hasta su nariz.

—Es un lo puedes hacer cuando quieras.

Y así selló sus labios con los de él, dejándose llevar por el deseo.

Y él sintió estar nadando en un mar de arcoíris lleno de un amor puro.









💌                            💌                                 💌


Un derrame de miel.



#MEGUSTAS             #LANA           #MARC




Muchas gracias.



Pasen bonito.

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