CAPÍTULO DOCE.

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Lana dejo caer el plato en el mesón y miro curiosa a su novio, este ladea un poco la cabeza y la miro sin poder creer lo que acaba de escuchar.


—¿Vas a seguir con lo mismo?— pregunto ella sonriendo, Marc cruzo la barra que los separa y la abrazo por la espalda.

—Nunca espere que tu padre me fuera a decir algo así.

—¿Tanto te asombra?

—Sí— le da la vuelta— Digo, mírate, fuiste tú la que me buscaste y me pediste que te dejará cortejarme, además, me diste una carta.

—Tengo letra linda ¿Cierto?

—Sí, pero no me cambies de tema. ¿En serio eras tímida?


Marc no se lo puede creer, hoy había sido su oportunidad de conocer a los padres de Lana, lamentablemente su hermano no estaba, pero se sintió a gusto con ellos, fueron amables, lo trataron muy bien y le agradecieron por darle la oportunidad a su hija.

La sorpresa de la noche, fue cuando le dijeron que ellos ya sabían de él desde hace 3 años, esos 3 años donde su hija siempre ideaba algún plan para acercarse a él.

Y era tímida.

La diosa de Marc, era una mujer tímida que no hablaba con nadie.

Toda esa información le había explotado la cabeza, tardaría unos días en asimilarla.


—Sí, te lo dije y ellos te lo dijeron.

—Pero...— rasca su cabeza sin poder procesar aún toda la información— ¿También le contaste sobre mí?

—Sí, desde el primer día que te vi y me ayudaste, les hable sobre ti.

—¿Todo?

—Exacto, todo. Del cómo me ayudaste, del cómo iba como una stalker a mirarte a tu facultad, de las millones de ideas que se me ocurrían cada día para acercarme a ti y todo eso.

—Lamento no recordarte antes.

—No tienes que lamentarlo, si me hubieras prestado atención en ese instante, probablemente hubiera salido corriendo. Era demasiado tímida, por eso cubría mucho mi rostro y utilizaba gorras.

—Ahora no sé a quién agradecerle, si a tus padres por la idea o a ti por ejecutarla.

—Por supuesto que a mí. Yo soy la que te gusta. ¿Cierto?


Marc se perdió en ese ambar que tanto amaba ver, era aquel tipo de color que no encontrabas muy seguido en la calle, bueno, no era que Marc saliera mucho y socializará mucho con las mujeres, pero de algo si estaba seguro, era que si los hubiera visto antes, definitivamente la recordaría por eso.

En respuesta, Marc acuno la cara de Lana entre sus manos, le dio una sonrisa tímida antes de cortar su distancia y besar.

Y ahí estaba de nuevo, esa sensación de calidez en su corazón, cada vez que la besaba y sus labios danzaban armoniosamente, él se sentía en plena tranquilidad. Sabía que ella era la indicada, se sentía afortunado y muy agradecido.

Por su parte Lana, nadaba en la laguna del amor, besar a Marc era un sueño hecho realidad desde hace 3 años, desde que se había atrevido hablarle, su mundo había cambiado, ahora tenía un hombre maravilloso consigo, alguien la cual la amaba y respetaba, la apoyaba y sobre todo, estaba siempre con ella.

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