CAPÍTULO SEIS.

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Todo se había ido por un caño sucio y mal oliente, de eso estaba seguro Marc o casi seguro, desde el beso que se habían dado, no sabía nada de Lana, luego de despedirse y darse otro, la había llevado hasta su facultad y desde ahí no sabía nada.


Nada.


Nada, nadita, nada.


Es como si la tierra se la hubiera comido.


Se sentía fatal.


¿Había tenido mal aliento?


¿Tan mal besador fue?


Dos, dos semanas sin tener contacto, exactamente 15 días y aquello lo ponía algo inquieto. Realmente pensó que el cotejo era más largo.


¿Será que solo quería besarlo?


¿Se desencanto con sus besos?


No, ni la materia más difícil lo había puesto a pensar tanto.


Cansado y para no marear a sus amigos, Marc se dejó caer en el césped de la universidad, Eros y Tuan sin saber que decir, esperaban a que su amigo se abriera un poco con ellos, hace dos semanas estaba saltando en un pie de la felicidad y ahora solo estaba:


¿Mal?


¿Triste?


¿Decepcionado?


O


¿Cómo era la cosa?


Solo sabían que los tenía mareados.


—¿Ahora si nos vas a decir que tienes? — Tuan decidió romper el hielo, Marc negó con su cabeza y lanzó un gran suspiro.

—No es nada.

—¿No es nada? — Eros respondió tajante— Haz suspirado 10 veces en un minuto, 10 malditas veces y sí, las conté.

—Eros.

—¿Qué Tuan? Este hombre se está muriendo de algo y no sabemos que es lo que le pasa. ¿Es por Lana?

—Claro que no.

—Entones porque esta parada detrás de ti con mala cara.

—¿Qué?


Como si un rayo hubiera caído, Marc se paró rápidamente y se volteó hasta el lugar indicado, al darse de cuenta que ella no estaba allí, le lanzó su bolso a Eros y eso con los reflejos de Flash lo esquivó.


—¡Es por ella!

—¡Claro que no!

—¡Que sí!

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