Parte 6

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17 de julio de 2018.

10:30 a.m. Casa de Melania

Narra Melania

La policía pudo llevarse muchas cosas, pero el dinero que habíamos ganado legalmente en las casas de apuestas seguía siendo nuestro. Hoy todo el servicio estaba limpiando la casa, aunque algunos se negaron a venir tras lo ocurrido con la policía. No podía obligarlos a nada, estaban en su derecho de evitar este sitio. Quería que la casa quedara como si esos malditos policías jamás hubiesen pisado este lugar.

Apenas lograba conciliar el sueño por las noches. No paraba de pensar en ese capitán de la policía y en las cosas que podía saber. Yo no tenía demasiada información que ofrecerle y si tenía alguna debía elegirse con sumo cuidado. Por otro lado, tenía algo que podría revolucionar a toda la comisaria de Gallagher, pero eso era el comodín. La ultima barrera. Solo usaría aquello cuando estuviese realmente desesperada por encontrar a Frank.

Salí al patio delantero y tomé asiento mientras me tomaba un café y leía la prensa. Quería aparentar calma tras la tormenta y no alterar a ninguno de mis trabajadores. Toda esa gente conocía lo ocurrido, pero sabían que las preguntas estaban prohibidas. Por otro lado, yo estaba realmente angustiada y devastada por dentro, no podía exteriorizar esos sentimientos. Pensé mucho en lo que me había dicho aquel policía, Gallagher. Dijo que Martyn y Jake estaban muertos por proteger a Frank. Ojeé las primeras páginas del periódico y todas hablaban del caso Sala. Hablaban del tiroteo y de las muertes ocurridas aquella noche. Respiré de forma entrecortada y alcé mi vista al frente mientras parpadeaba rápidamente para evitar llorar. Todo este tema daría de qué hablar durante semanas. No podía ni imaginar esas pobres familias afectadas por las imprudencias de Frank y de los chicos.

Un todoterreno negro apareció de la nada para acabar deteniéndose frente a la casa. Eso me hizo respirar hondo y calmarme. Cerré el periódico y lo sostuve en mi mano mientras permanecía expectante. Observé tras mis gafas de sol. No esperaba a nadie, aunque podía ser alguien enviado por Frank o por Sullivan. Del coche bajó alguien al que ya había visto, solo que esta vez, había dejado su feo uniforme en casa. Aquí no le tenía miedo. Estaba en mi terreno y su jurisdicción aquí no tenía valor.

-¡Capitán Gallagher!-exclamé con la voz cargada de ironía-¿Ha venido a tomar el té?

-La veo muy relajada, señorita Voulgaris-respondió el tío en el mismo tono

Cerró la puerta del todoterreno con contundencia y caminó hacía el porche, hacia la sombra que me daba cobijo. Doblé el periódico por la mitad, ocultando la portada, y lo dejé sobre la mesa con un golpe seco. Quería dejar clara mi molestia.

-Esta es mi casa. Le advierto que se ande con ojo-le sugerí

-Bueno, la casa puede ser suya, pero al ser el escenario de un crimen podemos requisarla para futuras pruebas

Capullo arrogante. Hice un gesto forzado, fingiendo una sonrisa.

-El único crimen es lo que sus hombres armaron aquí la pasada noche. Espero que encontraran eso que tanto querían encontrar-señalé

Observé como Gallagher se acercaba hasta la mesa y se quitaba sus gafas de sol para colgarlas del cuello de su camiseta negra de manga corta. Llevaba un colgante de plata al cuello, pero no alcanzaba a distinguir la insignia que colgaba de dicha cadena.

-No encontramos nada relevante, la verdad-echó un vistazo rápido a su alrededor mientras soltaba un silbido de admiración-Vaya, de día impone muchísimo más que de noche. ¿No le asusta estar aquí sola?

Tormenta GriegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora